Entre ignominia social y el desamparo familiar sobreviven adultos mayores sus últimos años de vida
“Qué cuántos años tengo? -¡Qué importa eso !
¡Tengo la edad que quiero y siento!
La edad en que puedo gritar sin miedo lo que pienso.
Hacer lo que deseo, sin miedo al fracaso o lo desconocido…
Pues tengo la experiencia de los años vividos
y la fuerza de la convicción de mis deseos.”
Así comienza Poema sobre la vejez de José Saramago, y ojala todos los viejos, los adultos mayores, de nuestro país y de nuestro estado pudieran, hacer lo que desearán sin miedo al fracaso y a lo desconocido, como en el poema del escritor portugués, sin embargo las cifras oficiales, frías como siempre, nos cuentan otra historia.
Y es que de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo Nueva Edición (ENOEN), para el segundo trimestre de 2022 se estimó que había 17 millones 958 mil 707 personas de 60 años y más (adultas mayores). Esta cifra representa 14 % de la población total del país. Mientras que con una población de alrededor de 3 millones 500 mil habitantes de los cuales 326,484 son mayores de 60 años, se estima que para el 2030 el 17 % de la población Chihuahuense tendrá más de 60 años.
En 2020, 8.7 millones de personas de 65 años o más recibieron pensión, ya sea contributiva, no contributiva o ambas, en México; y para 2023 son más de 11 millones de personas de la tercera edad, las beneficiarias con el Programa de la Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores del gobierno federal, 332 mil 321 adultos mayores en la entidad; que consiste en un apoyo económico de 4 mil 800 pesos bimestrales, que si bien es una ayuda, resulta casi simbólica ante la inflación de alimentos, rentas y energéticos que se vive en el país desde la pandemia.
La ONU establece la edad de 60 años para considerar que una persona es adulta mayor, aunque en los países desarrollados se considera que la vejez empieza a los 65 años. Y con ella vienen nuevos desafíos, y no sólo económicos, sino de salud. En México en general y en Chihuahua en particular, existe un déficit de médicos dedicados exclusivamente a este grupo poblacional, los geriatras: “en los hospitales que hay geriatras, sólo hay dos por hospital” nos cuenta, la doctora Saraí Vázquez, geriatra chihuahuense.
“Mientras que, por ejemplo en Guadalajara, la enfermedad que más vez en adultos mayores es la diabetes, en Chihuahua la depresión, ansiedad y demencia, son lo que más afecta a los adultos mayores” reconoce la profesional de la salud, quien también agrega que osteoartritis se produce cuando el cartílago que amortigua los extremos de los huesos en las articulaciones se deteriora progresivamente, también afecta de sobremanera a los adultos mayores de Chihuahua.
Las razones de estas afecciones pueden ser multifactoriales, reconoce la geriatra, como hereditarias, cambios en el estilo de vida que vienen con la edad, como la perdida de la autonomía y de ciertos ingresos.
En este sentido los adultos mayores se ven gravemente afectados por la violencia, que ejercen hacia ellos sus propios familiares y la misma sociedad. El DIF Estatal contabiliza 98 denuncias de violencia contra adultos mayores en lo que va del 2023, en el 2022 hubo 422. Y se cuentan 94 Adultos mayores tutelados con motivo de la denuncia recibida por el DIF en 2022 y 13 en 2023.
Actualmente son 131 los Adultos mayores tutelados por el DIF estatal, en 11 centros para adultos mayores con los que el DIF Estatal tiene Convenio: 3 en Chihuahua, 4 en Juárez, 1 en Aldama, 1 en Delicias, 1 en Guerrero y 1 en Saucillo. Mientras que hay 4 centros para adultos mayores, con los que el DIF Estatal no tiene Convenio pero albergan a tutelados: 1 en Chihuahua, 1 en Juárez, 1 en Nuevo Casas Grandes y 1 en Ojinaga.
El maltrato a una persona de edad consiste en un acto o varios actos repetidos que le causan daño o sufrimiento, o también la no adopción de medidas apropiadas para evitar otros daños, cuando se tiene con dicha persona una relación de confianza.
De acuerdo con cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada diez personas mayores ha sido víctima de malos tratos: como: Maltrato físico, que puede ser un acto no accidental que provoca daño corporal o deterioro físico; maltrato psicológico, con actos verbales o no verbales que generen angustia, desvalorización o sufrimiento, abuso sexual, que es cualquier contacto sexual no consentido; abandono, un descuido u omisión en la realización de determinadas atenciones o desamparo de una persona que depende de otra por la cual se tiene alguna obligación legal o moral.
Es una de las formas más extremas del maltrato y puede ser intencionada o no; explotación financiera, consiste en el uso ilegal de los fondos, la propiedad o los recursos de la persona adulta mayor; y maltrato estructural, que se manifiesta en la falta de políticas sociales y de salud adecuadas, la inexistencia, el mal ejercicio y el incumplimiento de las leyes; la presencia de normas sociales, comunitarias y culturales que desvalorizan la imagen de la persona mayor y que resultan en su perjuicio y se expresan socialmente como discriminación, marginalidad y exclusión social.
Esta reportera tenía la intención de charlar y entrevistar a un adulto mayor para este trabajo, así como se platicó con una geriatra y con el DIF Estatal, por lo que busque el testimonio de un señor que pasa sus mañanas y tardes vendiendo pan y empanadas para recaudar fondos para un asilo de ancianos, él asustando me contó que ya lo habían entrevistado una vez, hacía poco, pero que no podía darme a mí la misma entrevista, porque al parecer “no había caído muy bien a las autoridades del asilo que yo haya hablado”, así me dijo, ahí la dejamos y volvió sus tristes ojos a los productos que traía para vender, eso me recordó el poema de Saramago, con el que comencé este trabajo periodístico.
Sin duda él no vive sin miedo, pero muchos otro si, hasta cierto punto, hasta el punto que las enfermedades, la tristeza y el abandono de los suyos les permitan.