Sábado, 23 de noviembre del 2024

#Opinión: De verdad, ¿son peligrosos los retos virales?

Por: Mtro. José Carlos Hdez. Aguilar. Especialista en Investigación Criminal y Delincuencia Organizada.

Desde la concepción psico-criminológica, entendemos reto como la acción u omisión a la que una persona se enfrenta, la cual va acompañada necesariamente con algunos ingredientes de peligro, dificultad, estrés y culminando, con el efímero éxtasis victorioso o con el sufrimiento angustioso y burlesco por no haberlo superado. Se llaman ‘virales’, por ser propagados por todas las redes sociales de una manera vertiginosa y los cuales resultan muy estimulantes para quienes voluntaria o forzosamente los aceptan, principalmente entre menores de edad.

Estos desafíos (también llamados “Social Challenges”) son muy aceptados en la web porque aportan un plus emotivo de arrojada carga de diversión sobre la propia rutina de vida, ya que al mismo tiempo que involucran a multitudes de todos los estratos sociales, actúan como un mecanismo universal de aceptación social; de autocomplacencia y de una ficticia manera de pretender satisfacer una necesidad de protección carente de amor que se mantiene escondida. Esas pruebas de ‘valentía’, son tan exitosas principalmente entre las y los menores de edad, toda vez que su cerebro se encuentra en pleno desarrollo, debiéndose conocer que en éste grupo etario, son chicos y chicas impulsivamente emocionales, en el que la mayoría de las veces no miden las consecuencias psicofísicas de su imprudencia.

Las redes sociales y el falso Imperio del Like, inducen a los jóvenes a actuar en ‘guetos cibernéticos’ para sentirse completamente aceptados por los demás, donde poco importa el peligro que puede ocasionar para sus vidas y las de otros, en esas formas absurdas de lastimar a las demás personas; de autolesionarse o hasta de morir. La popularidad, el orgullo o el sentido de pertenencia al grupo, son los motivos principales para incurrir en esas extremosas prácticas que luego son materializadas en tareas a vencer.

Sin embargo aclaremos, que no podemos satanizar todo lo que provenga del internet o de las redes sociales, de ahí entonces que en cuanto al tema que nos ocupa, distinguimos entre retos blancos, negros y rojos:

  1. Los blancos son los que de entrada no implican peligro alguno, sólo se realizan por diversión o formas de matar el ocio, como dejar parada una botella o una escoba por cierto tiempo; las rutinas de ejercicio para bajar de peso o adivinar colores reales de una imagen viral. Entran en esta inofensiva categoría, los desafíos por causas humanitarias, como recoger basura en las playas o ciudades para contribuir a la restauración del cambio climático, adoptar cierta cantidad de animalitos callejeros, etc.
  2. Le llamamos retos negros, a aquellos que tienen relación con prácticas de ocultismo, esoterismo o distintos tipos magia, como invocar espíritus, jugar en grupo con la tabla ouija, pasar la noche en bosques, panteones o amorgues, etc. Todos ellos pudieran (no necesariamente) traer consecuencias físico psicológicas.
  3. Los retos rojos, que son completamente riesgosos, violentos y algunos hasta belicosos. Estos implican serias consecuencias físicas o psicológicas en quienes los realizan, entre otros muchos de no menor osadía, están el de “La ballena azul”, “Momo”, “Balconing”, “Choking game”, “El juego de la muerte” y el más reciente “Rompecráneos”. Todos con un altísimo grado de violencia progresiva, que lleva a quienes son presa de ellos, desde lesiones leves, hasta la pérdida de la vida de una manera estúpida.

Estas reales amenazas que circulan en la web, se ponen de moda unas semanas; luego se propagan por todo el planeta a la velocidad de la luz y posteriormente, dejan a su paso a millones de personas lastimadas y con graves daños permanentes, por lo que ante esa interminable marea digital, es urgente un total acompañamiento conjunto entre autoridades gubernamentales, maestros; padres de familia y otro tipo de líderes sociales, para lograr:

  • Tareas de prevención y destierro de estas prácticas lúdicas extremas.
  • Suscribirse a aplicaciones de internet, que nos informen de nuevos retos de la web, así como estar actualizados y atentos a los contenidos que publican las y los menores de edad en sus aparatos electrónicos.
  • Mantener total control de teléfonos móviles y demás instrumentos de internet, a los que tengan acceso nuestros niños, niñas y adolescentes, donde se incluya la revisión constante pero respetuosa de sus pertenencias y útiles escolares.
  • El tiempo suficiente para estar alertas antes los repentinos cambios de comportamiento y actividades rutinarias de las y los hijos, creando al mismo tiempo un clima propicio de confianza, para un primer respondiente de apoyo, frente a esa depravada tolvanera destructiva.

¡Los retos virales son como indomables huracanes que pronto desaparecen; dejando a su paso y sin piedad, un incuantificable número de víctimas y daños colaterales! ¡Tifones que todo lo destruyen y que ante ellos, nada quedará igual!

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