#Opinión: Coronavirus y el síndrome de Zara´at
Por: Mtro. José Carlos Hdez. Aguilar, especialista en Investigación Criminal y Delincuencia Organizada
Una pandemia tan grave como el COVID-19 por sus propias características tan letales, desencadenará siempre un estado de “Neurosis Social”, traducido como un severo trastorno de la ansiedad colectiva que provoca, entre otras secuelas, ciertas conductas atípicas entre sus miembros: sintomatología que hemos identificado como el Síndrome de Zara´at (Este es un término hebreo que significa ‘Lepra’).
En el devenir de la historia bíblica, así como otras culturas antiguas y modernas, era muy común saber de la enfermedad de la lepra o el Mal de Hansen. La mayoría de las y los infectados eran enviados a sendos Leprosarios o Lazaretos, donde intentaban sobrevivir de alguna manera o, por el contrario, auto-desahuciarse en una total crisis existencial esperando sólo la muerte. Permeaba entre ellos, un fuerte contagio mental colectivo por su situación “endemoniada” o de acuerdo a sus creencias el ‘dejo de Dios’.
En ese instinto de supervivencia, abundaban penurias y discriminaciones; reacciones anómicas como arrebatar la comida a los demás; robar pertenencias o los pocos medicamentos que hubiere; procesos de frustración por la reducida ergonomía y convivencia social obligatoria. Olores, sabores y hasta la lúgubre fisionomía del lugar que en nada ayudaban, propiciando altísimos grados de cargas emocionales negativas, donde incluso, se llegaba a sacrificar a algunos, para ofrecerles una ‘muerte digna y rápida’; sitios donde abundaban las malas noticias, la inmundicia, la depresión y el llanto.
Por lo que trasladando analógicamente esa situación consecuencial al campo psico-criminológico, contextualizamos al Síndrome de Zara’at, como aquella patología que se presenta en un conglomerado humano donde actúan fuertes mecanismos de defensa colectiva, produciéndose algunas conductas anómalas, asociales o antisociales, derivadas de una crisis epidémica o pandémica de salud pública, desde que esta se empieza a gestar, hasta incluso después de su desaparición.
Algunas características (sólo enunciativas) de esta nosología sociológica, se encuentran:
- Un alarmante incremento en la baja autoestima de las personas, principalmente entre las adultas y de la tercera edad, obviamente derivada de una profunda depresión o auto abandono severo, por el brote de insalubridad que les pudiera alcanzar.
- Marcado ascenso en estados fóbicos u otros tipos de neurosis obsesivas, muchas de ellas por una latente influencia de los diversos mensajes que emiten los medios de comunicación sobre lo que sucede o las llamadas “Fake News”, que alteran la psique de quien es presa de ellas.
- Como consecuencia de estas, se pueden originar los ‘Contagios de Masas’, los cuales van gestando miedo o pánico entre el colectivo, por el grave problema al que se enfrentan y que lejos de aminorar sigue empeorando. Ante este mapa tan devastador, se crean datos falsos de la pandemia, así como consecuencias y soluciones paliativas totalmente ficticias. Por ello afirmamos que los contagios mentales, son mecanismos psicológicos de sobrevivencia individual, escondidos dentro de la muchedumbre.
- Aparecen nuevos, pero peligrosos liderazgos que desestabilizan aún más, la situación caótica, brindando soluciones mágicas y rápidas a la situación y que en nada abonan a la erradicación total.
- Aumentan los suicidios, hasta en un 30% de la estadística ordinaria de la localidad.
- Se propicia un considerable abultamiento de conductas violentas intrafamiliares, como consecuencia de una intolerancia a la frustración, por la extraña y obligada convivencia, pudiendo acrecentarse hasta en un 70%.
- Se culpa al gobierno por no atender en el momento la urgencia en esa crisis de salud, generando así, ataques impulsivos en las redes sociales contra las figuras gubernamentales, politizando toda acción que traerá como consecuencia fatal, la indeseable polarización de la misma sociedad.
- Por otra parte, el diagnóstico crimino-sindromático, puede incubar 2 tipos de hechos delictivos:
A) Los derivados del propio momento pandémico, con motivo del estrés emocional en el que se vive; como actos impulsivos violentos que tienden a encubrir el carácter espantoso de la situación, originando una anarquía delictiva previamente consensuada o de carácter espontáneo entre quienes la cometen. Son ejemplos de ello, los robos individuales o tumultuarios; las amenazas para apoderarse de bienes o servicios, llegando al grado de proferir lesiones, riñas u homicidios; el contagio intencional de la enfermedad; los fraudes electrónicos, o delitos en materia de delincuencia organizada. En estos momentos de incertidumbre social, los ilícitos pudieran incrementarse hasta en un 40%.
B) Los hechos delictivos dolosos independientes. Que son las conductas penales que no tienen relación directa con la crisis de salud pública, pero que coloquialmente pertenecen a aquellas de que “A río revuelto, ganancia de pescadores”. Por desgracia, estas conductas pueden elevar hasta en un 50% la numeralia común.
¡Chihuahuenses, llegó la hora de unirnos! De mostrarle al mundo la fuerza y el temple de nuestra gente norteña, atendiendo puntualmente las recomendaciones y obligaciones que nos han girado nuestras autoridades. Entendámoslo ¡No hay más! Si bien es cierto, que muchas personas forzosamente tienen que laborar como policías, bomberos, personal sanitario, etc., también lo es, que las demás tenemos que dejar esos espacios y demás sitios públicos para que se cumplan funciones específicas.
¡No seamos egoístas! Por este tiempo -que pareciera eterno-, renunciemos a nuestro confort individual y social, haciendo nuestra la “sana distancia” y todas las acciones preventivas de salud ¡Es un compromiso y un deber social que al final, lo agradeceremos todas y todos, principalmente nuestros hijos e hijas! ¡La unión crea la fuerza y esta mantendrá la salud de México!