Lunes, 21 de abril del 2025

Hablemos del necroturismo en México

Chihuahua.- La visita a cementerios, panteones o campo santos, como quiera usted llamarlos, con una finalidad turística o necroturismo, de que lo asusten a uno pues,  es una tendencia que ha cobrado fama en el mundo, pero que en nuestro país es muy vieja y comenzó, hasta donde se tiene registro con la visita del escritor, periodista y político liberal mexicano Guillermo Prieto a Santa Paula, que es  el primer cementerio general de la Ciudad de México, que funcionó de 1784 a 1871.

Tras esta visita Prieto apunta que está “muy feo” y es que en aquella época era un lugar peligroso, es ahí en Santa Paula, donde capturan a los asesinos de Don Joaquín Dongo (1789), víctima del  crimen que, según Carlos Monsiváis , inauguró la nota roja en nuestro país.

Sin embargo, las prácticas de lo que hoy nombramos y conocemos como necroturismo las inauguro en forma Ignacio Manuel Altamirano, que realizó una crónica de 2 de noviembre de un recorrido que realizó por varios campo santos de la ciudad de México, un trabajo literario gruñón en el que se dedicó a criticar y regañar a todo mundo pues encontró en pésimas condiciones estos lugares de reposo eterno.

Comienza pues su crónica en el panteón de San Fernando, que es un lugar abandonado en este momento de la historia, y es que este campo santo había cerrado sus puertas luego que Conchita Lombardo de Miramón, se peleara porque enterraron a su marido al lado de Benito Juárez, quien fuera en vida su acérrimo enemigo político, tras esta reclamación de su viuda llevan el cuerpo de Altamirano a Puebla, donde hasta la fecha reposan sus restos y al Benemérito de las Américas lo dejan en San Fernando acompañado de toda su familia.

Y es en esta crónica en donde escribe una gran frase, que describe perfectamente la realidad de estas fechas “Mientras que los ricos llegan en carruajes a un lodazal, la gente desarrapada llega a las tumbas a llorar lágrimas de pulque”. Altamirano escribe que en estos lugares se llora en la tumba, se convive con el muerto, se come en la tumba, y se lloran lágrimas de pulque, situación que hasta nuestros días sigue sin perturbaciones.

Por ejemplo, en el panteón de San Isidro en o en el de La Villa, en colonia Martín Carrera, también de la Ciudad de México, los mariachis acompañan a los visitantes que también llevan su trago y sus bocinas, de no querer gastar en mariachis.

Es justo en San Isidro, el cementerio más encantado de todos, pues  es el que más historias de fantasmas reporta, dónde muchos necroturistas llegan en busca de un buen susto o la convivencia con el más allá, y es que este cementerio tiene una zona de infantes, y se dice que se aparece una niña y te lleva a donde está su tumba, aunque claro como en todas las historias hay una variante, que involucra a una mujer que te lleva a su tumba a que le pongas flores, estas historias de fantasmas son curiosas por que no obedecen el patrón de la noche, pues al parecer el día de muertos hay una permisibilidad de que el fantasma se aparezca durante el día, y es este día precisamente en que el necroturismo tiene más apasionados seguidores.

Y aunque muchas son las historias que se cuentan en los cementerios de nuestro país las más abundantes son las de niños, pues incluso hay un tabú sobre llevar a los niños a los panteones por miedo a que sean atrapados por un alma en pena.

Y es que según la leyendas urbanas, si llevas a los niños corres el peligro de que un fantasma infantil los lleve a jugar a la tumba y esta la idea, del perverso polimorfo, término acuñado por Sigmund Freud para denominar a los niños menores de 5 años que no distingue entre el bien y el mal, que cuando se vuelve fantasma se torna en algo muy peligroso pues tienden a hacer travesuras violentas, hay relatos sobre fantasmas infantiles  que llevan a niños a las fosas para tíralos o los hacen cruzar calles para que sean arrollados, lo peor que puede pasar, dentro de estos relatos, es que se lleven al fantasma a la casa bajo la idea del amigo imaginario, hay relatos muy elaborados done se llevan al niño fantasma y luego hay que sacarlos de ahí.

También está el relato del ánima sola, el ánima que no tiene ofrenda, por lo cual va a desaparecer si nadie lo recuerda y nadie le pone ofrenda y tiene que ver con relatos prehispánicos, relato o creencia que hasta hoy en día, en  comunidades del centro y sur, del país está muy arraigada, comunidades donde se celebra el día de muertos de una manera espectacular con ofrendas muy elaboradas en casas y tumbas, donde se convive con el recuerdo de sus muertos en la tumba misma, comunidades que en los últimos años han tenido un aumento de turistas el día de muertos, fenómeno que llegó a su cúspide con la película de Disney COCO, y que recrea precisamente la creencia del anima sola y en pena.

Es así como esta tendencia de amantes de la cultura de los muertos y lo sobre natural, ya sea extranjeros o connacionales buscan en panteones fantasmas, sobre todo este dos de noviembre.