#Opinión: Cuando la casa se convierte en el aula
Por: Lic. Psicóloga María Magdalena Urbina Yussim
Una de las características de la cuarentena ha sido la educación a distancia, es decir, hemos convertido nuestras casas en aulas; si bien se entiende que es una necesidad para mantener la salud y evitar la propagación del virus, hay algunos factores que se tendrían que considerar para aumentar eficiencia de esta modalidad de aprendizaje.
La primera consideración es más que obvia: que porcentaje de los estudiantes en México cuentan con internet, esto en sí mismo deja fuera (según últimos estudios) al 60% de la población estudiantil, entonces estamos hablando de que la educación en casa se convierte en un artículo elitista.
Aun concentrándonos en la población que tiene acceso a internet, el pretender mantener el horario normal de escuela con tareas en tiempos específicos pero sin la intervención del docente, convierte a los padres, abuelos o cuidadores sobre todo en los niños de primaria en maestros de los niños; aquí se está olvidando que muchos de estos cuidadores están también realizando trabajo en casa, entonces ¿Cómo podrían cumplir en el mismo horario con sus actividades y a la vez fungir como maestros? Esto conlleva un conflicto y un estrés tanto al cuidador como al menor.
Si además de esto consideramos que los métodos de enseñanza han cambiado, te topas (como en mi caso) el “abuelita, a mí no me enseñaron a dividir así”; muchos cuidadores no estamos familiarizados con estas nuevas técnicas y te encuentras de repente inmerso en una labor de investigación con otros padres o madres, mandando mensajes a los maestros, etc., para poder realizar una tarea, de nuevo esto incrementa el estrés que de por si el adaptarnos a todas las nuevas situaciones, estamos viviendo. Si a esto sumamos que además del “tiempo de escuela” se dejan también las tareas en casa (que normalmente se dejarían), entonces tenemos un promedio de ocho horas en que los cuidadores deben dedicarse junto con los menores a el tiempo de aprendizaje.
Resulta muy difícil aun en tiempos de cuarentena encontrar al porcentaje adecuado de personas que cuenten con tantas horas de disponibilidad para dedicar a una sola actividad, los niños ya se encuentran viviendo una situación totalmente fuera de sus rutinas, donde la socialización, el esparcimiento y actividades extraescolares, se están viendo limitadas o totalmente erradicadas; obviamente los adultos nos encontramos en la misma situación y si bien es cierto que el mantener rutinas da un encuadre de normalidad a nuestras vidas, el intentar aplicar los programas educativos de forma estricta resulta (a mi modo de ver) poco realista, estresante y un tanto utópico.
Como hemos dicho, estamos viviendo una situación nunca antes vista y para afrontarla tenemos que crear estrategias nunca antes usadas.
No soy pedagoga ni maestra por lo que no tengo la respuesta a cómo solucionar esta problemática, simplemente desde mi perspectiva creo que debemos priorizar la estabilidad emocional, la sana convivencia familiar y el tiempo para actividades que impliquen esparcimiento, ejercicio y convivencia sana por sobre un alto desempeño académico.
Desgraciadamente hemos visto el aumento en la violencia intrafamiliar en esta cuarentena y el convertir a los cuidadores en maestros es un factor que puede desencadenar por lo antes mencionado, este tipo de situaciones.
Tal vez es hora de decidir si un curso escolar es más importante que la armonía familiar.
¿Tú qué opinas?
Psicóloga María Magdalena Urbina Yussim, Terapia presencial y a distancia (online) individual o grupal, cursos, talleres y conferencias, así como experiencia en atención en crisis. Contacto: Cel. 614–182-4995
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