#Opinión: Fatalidad social envolvente
Por: Mtro. José Carlos Hdez. Aguilar, Especialista en Investigación Criminal y Delincuencia Organizada.
La mayoría de los especialistas de la Sociología Criminal, coinciden que son dos los factores que esferizan la violencia o la delincuencia -común u organizada-. Estos son los endógenos y los exógenos.
Los primeros (endógenos) son los elementos internos o circunstancias propias de cada quien, ya sean físicas o mentales y que pueden ser determinantes para detonar conductas agresivas o delincuenciales. Mientras que los componentes exógenos, son el conjunto de circunstancias o causas externas como las sociales, ambientales, ergonómicas, culturales, demográficas, políticas, etc. que influyen para que alguien pueda llegar a convertirse en una persona altamente violenta o hasta delincuente.
Por un sinfín de investigaciones al respecto, finalmente hemos dado cuenta del gran impacto que tienen los ingredientes externos sobre los internos, que propician aquellas conductas patológicas, neuróticas o antisociales, incluso podríamos hablar de que el 85% de los delitos en México son producidos por ese brebaje de factores exógenos, que han detonado en tanta imparable incidencia violenta en el país.
A esta factorial exógena la hemos denominado ‘Fatalidad Social Envolvente’, definida como el conjunto de circunstancias o elementos externos -tangibles o intangibles-, que rodean a una o más personas, constituyéndose en factores altamente detonantes para que se genere delincuencia común u organizada.
La intolerancia materializada en agresiones intrafamiliares; la suciedad, la acumulación de objetos y el caos material en casa; el obsesivo uso de la web o videojuegos con alto contenido violento; la pereza o inactividad laboral; el consumo de drogas o el abuso del alcohol; los continuos desvelos y la mala alimentación. Sea el motivo que fuere, la ausencia de las principales figuras de autoridad en el hogar; el círculo vicioso de “buenas amistades” o hasta enemistades que generan incomodidad emocional; la falta de educación formativa y cognoscitiva; la complicada convivencia vecinal o barrial; el hacinamiento material o la mala distribución de espacios en cada casa-habitación; la pésima cultura y las constantes malas noticias de los medios de comunicación que pueden alterar la psique de quien es presa de ellas; la falta de consideración con las demás personas y las costumbres parasociales en las colonias, entre otras muchas más, son ejemplos de esa visible ‘fatalidad’ de la que hablamos y que, desde luego, generan en cada persona un evidente cúmulo de estrés individual, el cual se convierte posteriormente en una intolerancia a la frustración, que la puede orillar a ser una persona sumamente agresiva y finalmente que de no controlarse, pudiera volcarse en conductas sociópatas de corte masivo.
Es importante subrayar que lo anterior no significa que, porque exista un solo elemento de los mencionados, una persona automáticamente se convierte en violenta, asocial o delincuente ¡No! Pero el conjunto de factores exo-criminógenos, lastimosamente si pudieran detonar comportamientos anómalos, agresivos o delictivos.
No cabe duda de que el ambiente social y demás factores entretejidos, son completamente determinantes en nuestras excelentes actitudes con las demás personas o bien, de un total predominio para la ofensiva transgresión antisocial.
Aunque no nos guste entenderlo, debemos educarnos de que ¡por el hecho de vivir en un entorno geo-social, tenemos el derecho y al mismo tiempo la obligación de respetar a las demás personas, traducid en el máximo respeto a la dignidad, para vivir una gloriada civilización de concordia y paz humana! Por eso, jamás podemos olvidar que ¡Con su comportamiento, cada quien representa siempre, al lugar de donde viene y de donde vive!
Y así con esta sencilla reflexión, finalmente podemos afirmar que ¡si en plena conciencia individual y social, dignificáramos nuestro propio hogar, luego nuestra calle, nuestra colonia y hasta nuestra ciudad, los monstruos de la corrupción, la violencia y la delincuencia, forzosa y paulatinamente desaparecerán de la faz mexicana!