25 años del magnicidio en Tijuana
25 años pasan rápido. Me doy cuenta sobre todo hoy, que se cumple ese número desde el asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta, entonces candidato a la Presidencia de México.
Tenía yo 10 años y, en retrospectiva, me doy cuenta que a pesar de mi corta edad fui consciente que estaba ante un importante hecho. Más allá de saber qué había pasado en lo que se llamó el “magnicidio en Tijuana”, yo quería saber el por qué, qué había detrás de todo el hecho. Ahora entiendo que desde siempre quise dedicarme a lo que hago.
Sobre la mesita de centro, había un pastel. Mi padre cumple años ese día, por lo que la fecha es imposible de olvidar, precisamente por la relación que guarda una celebración de vida, y un antes y después en la Historia de México.
Precisamente fue eso, ver pasar la historia ante mis ojos, a través de las noticias que dieron una amplia cobertura de lo que había pasado en Lomas Taurinas, con la canción de “La Culebra” de fondo sonando una y otra vez. El ver ese video, que se emitió sin ediciones, porque incluso se oía en el audio ambiental: “Se chingaron al candidato”, lo cual, para la época, era algo fuerte de escuchar a través de los canales de información.
No hubo como tal una partida de pastel. Ya fue un mero trámite. Mi padre y mi tío, no podían despegar los ojos de la televisión, ni querían creer lo que había pasado. “Se volteó antes, se hubiera esperado”, recuerdo haberlos escuchado decir. Sin ser priistas, había un cierto aire de esperanza de que las cosas con Colosio ahora sí iban a ser diferentes. No lo sabemos… quizá no.
25 años después el tema no puede estar más vigente, archivos del caso fueron desclasificados este año; un producto de Netflix apela a la nostalgia y a la duda que conservamos aún con el paso de los años, en la que difícilmente obtendremos una respuesta que nos satisfaga.