#Opinión: Amantes de la verdad y la dignidad humana: mártires de los derechos humanos
Por José Carlos Hernández Aguilar
La numeralia en la muerte a integrantes del gremio periodístico en México, no es nada grata ni alentadora. De acuerdo al informe anual de “Reporteros Sin Fronteras”, en el año 2017 se contabilizaron 12 homicidios en nuestro país; en el 2018 la cifra ascendió a 63 y si añadimos a esa cifra a las y los colaboradores externos, el número se eleva a 80 personas o más. De acuerdo a datos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, del año 2003 a enero de 2018, veinticuatro periodistas se encuentran desaparecidos.
Por otra parte y por razones de su delicada encomienda en la búsqueda de la verdad, 348 periodistas se encuentran privados de su libertad en diversos centros penitenciarios y más de 60 secuestrados. Pero eso no es todo, el 99.2% de los casos homicidios contra éste gremio, han quedado completamente impunes. De acuerdo a los datos de esa asociación internacional, para éste mes de septiembre ya van 12 periodistas asesinados en México, lo que nos convierte en el país más mortífero para ejercer dicha profesión, incluso por encima de Afganistán, Paquistán y Somalia. Lo anterior, sin tomar en cuenta otro tipo de delitos como lesiones, amenazas, robos y actos discriminatorios en contra de dicho grupo.
En Chihuahua el caso reciente más célebre, es el de Miroslava Breach Velducea, quien fuere cobardemente asesinada afuera de su domicilio el 23 de marzo de 2017, por su atrevida labor en el área del periodismo policial y de violaciones a los derechos humanos.
Ahora el planteamiento reflexivo es, ¿porque matar periodistas en México? La respuesta es sencilla y obvia, porque con su osada labor, ponen en serio peligro la no tan oculta complicidad indisoluble entre autoridades de todos los niveles de poder y la delincuencia organizada; porque el periodismo objetivo e imparcial, es uno de los enemigos más peligrosos del mundo delincuencial y político.
Por todo eso, siempre hemos sostenido en diversos foros, que ¡El periodismo serio, es el ejército de infantería de los derechos humanos de una nación tan dolida y enferma como la nuestra!
Una de las más sentidas propuestas que realizó ante el Congreso del Estado de Chihuahua el que hoy esto escribe en marzo de éste año, en nuestra seria y noble pretensión de presidir la actual Comisión Estatal de los Derechos Humanos en Chihuahua, era la apremiante necesidad de abordar una tangible transformación, vinculación directa y apoyo real -y no demagógico- con el gremio periodístico, para restablecer adecuadamente y en su caso, dar puntual seguimiento al “Protocolo de Seguridad para Periodistas en Situación de Alto Riesgo”, en caso de alguna contingencia a la que por la naturaleza de sus labores, estén expuestos y expuestas.
México y particularmente nuestra entidad federativa, deben sentirse muy orgullosos de ese ejército de buscadores de la verdad; de ese heroico grupo de hombres y mujeres que coadyuvan, so pena de su propia vida y de su libertad, en la instauración de un nuevo orden social. ¡Anatema y execrable sea cualquier autoridad, que pretenda sofocar la maravillosa libertad del periodismo, que en su virtuosa tarea de expresión, busca la constante lucha por la dignidad humana, como supremo derecho de las personas que habitamos esta gran nación ensangrentada, dolida y herida de muerte, pero que tanto necesita de esa valiente voz y de esa mágica pluma, que sin tregua, contribuya en su plena restauración!
¡RESPETO A LA DIGNIDAD HUMANA:
PAZ Y ORDEN SOCIAL!