#Opinión Arresto de Duarte, la reconciliación de Trump con AMLO
Por: José Oswaldo Ramírez Mendoza, Lic. en Ciencias de la comunicación.
El plazo se cumplió. El tiempo llevó las cosas a ritmo lento para la mayoría, casi inmóvil para algunos, a la velocidad de la luz para otros pocos, pero al final todo cae por su propio peso.
Tuvieron que pasar mil 198 días, poco más de tres años, para que los titulares de los medios nacionales e internacionales anunciaran la captura del exgobernador César Horacio Duarte Jáquez en Miami, Florida.
Debemos de aceptar que la coincidencia del arresto de Duarte con la visita de Estado que realizó Andrés Manuel López Obrador a su semejante de Estados Unidos, Donald Trump, no puede quedar en un simple acto fortuito.
El respaldo político que significó que el mandatario mexicano acudiera a Washington no podía quedar como un favor unilateral.
AMLO, se crea o no, también se empieza a ver necesitado de oxígeno y el exgobernador le puede servir como tanque.
Y más cuando los números no cesan en crecimiento de la pandemia, con sus respectivos contagios y lamentables fallecimientos, inseguridad, crisis económica y sin un plan a la vista que auxilie a mantener los nervios en calma para la catastrófica debacle que estamos próximos a presenciar.
La visita presidencial levantó extrañeza en los analistas y mencionan que si esta visita no se le da el color de favor político-electoral, no tuvo razón de ser.
Así como levantó extrañeza el viaje a Washington por parte de AMLO, también lo hizo la retórica del mandatario estadounidense, misma que fue totalmente distinta a la que mostró hace cuatro años.
Trump nos llamó violadores, de llevar drogas y crimen al vecino país, de afirmar que no quería nada con los mexicanos más que un “muro impenetrable y que dejen de estafar a EE.UU.”.
Y ahora, con la reelección a las puertas de la Casa Blanca, el discurso de odio y polarización se tornó en un amigable intercambio de elogios, en donde Trump calificó a los mexicanos como “gente increíble” y reconoció el aporte que hacen los connacionales en todas las ramas de la sociedad en aquel país.
La urgencia es mucha y la vergüenza es muy poca.
Sin embargo, el gobernador Javier Corral declaró que la detención de César Duarte no fue un regalo, sino que se hizo cumplir la ley y los tratados internacionales signados por ambas naciones.
Se le olvida al gobernador que el cumplimiento de la ley no está peleado con la disposición de las autoridades de hacerla cumplir, por lo que el obsequio político es innegable.
Espaldarazo por captura, no hay más.
La suerte que correrá el exgobernador será tema aparte. Todavía falta ver los cargos que le serán leídos en la corte de Estados Unidos y la forma en que hará frente a ellos, ya que su abogado declaró que pelearán para que no sea extraditado a nuestro territorio.
Por lo demás, de aquel político que llegó a las altas esferas en México, que se codeaba con los poderosos del país y que fue catalogado como “el nuevo PRI” no queda nada.
Tan solo queda el recuerdo en un hombre que desde 2017 estuvo de manera ilegal en Estados Unidos, que se le nota resignado, mas no derrotado, y solo.
Como él mismo dijo en su último día como gobernador del estado: que la historia sea la que lo juzgue.