#Opinión Corrupción Integral

Por: José Carlos Hernández Aguilar

Se han escrito ríos y ríos de tinta sobre éste repugnante y trillado tema. Por doquier hemos escuchado declaraciones muy ‘convincentes’ de políticos, funcionarios y otro tipo de líderes, que prometen exterminar para siempre la raíz del problema. ¡Pero no nos engañemos!, éste es un monstruo que no va a morir en México, porque simple y llanamente no hay interés individual, luego el grupal, posteriormente el social y finalmente, el reflejado en los más altos liderazgos para darle fin a ese lastimoso tumor.

De entrada, podemos contextualizar a la corrupción independientemente de su origen, como la falta absoluta de moralidad en los actos expresos de una persona o varias, en la ejecución u omisión de un hecho o servicio a favor propio o de otro. Como podemos observar, muchas veces éste escenario poco tiene que ver con la cuestión monetaria, sino el dejar hacer y el dejar pasar en las actividades diarias de todas y todos los que habitamos éste país. Por eso el problema va mucho más allá de la entrega o recepción de bienes -o de numerario-  a las autoridades de gobierno, para la realización de algunas actividades ilícitas.

En el campo socio-político, todos tenemos que actuar ya y no permitirle a las autoridades de los tres órdenes de gobierno, tanto cochambre. ¡Que la autoridad gubernamental sea omisa en los reclamos sociales, esto es mucho peor y duele más, que la violencia física de las personas que la han padecido, porque el dejar hacer y el dejar pasar, es más perverso y demoniaco, que la misma corrupción material!. De igual manera, la sociedad tiene que ponerle una rienda a la autoridad judicial, porque ¡cómo una enloquecida madre que mata cobardemente a sus hijos que tanto confían y esperan de ella; así de impactante y deplorable es la actuación de un Poder Judicial corrupto y arrogante!

Por otra parte y como dato oficial, tenemos que apuntar que de 180 países evaluados en el 2018 por Transparencia Internacional, México ocupa el completamente deshonroso 138º lugar en el Índice de Percepción de Corrupción. ¡ESTO ES UNA TOTAL VERGÜENZA NO SÓLO MUNDIAL, SINO INTERNA! Nos debe quedar muy claro, que no es con cambios de gobiernos o de regímenes que acabaremos con ese terrible monstruo apocalíptico, que como película de terror, ha entrado por las ventanas y puertas de todas las casas de los que habitamos esta nación, sino que el cambio es con la conciencia, pero principalmente con una verdadera actuación individual; luego con una  labor de transformación social, para que finalmente tenga su impacto tangible con las autoridades a la que se les ha conferido el poder público.

¡Éste funesto olor a sangre, a pólvora y a muerte en México, no es más que el reflejo de esa descomposición y podredumbre individual integral, de todos los que de alguna manera, hemos permitido -por mínimo que sea- el odio; la violencia; el irrespeto; la corrupción; los hogares sin amor y sin tiempo de nada; el dejar hacer y el dejar pasar; y que dicho sea de paso, todo emerge dentro de casa!

¡Llegado el momento en que la honestidad es corrupción; en que la justicia es injusticia; en que la política es risa colectiva; en que la paz es brutal e imparable violencia; en que ‘dios’ es el degenere, el tener y el poder; en que la niñez no es jugar sino destruir y en el que el tiempo para el hogar, es justificación para no estar en él, ese día la sociedad se encontrará condenada a vivir su propio infierno y a lidiar con el gigantesco monstruo, que ella misma ha creado!

¡VAMOS MÉXICO, YA DESPIERTA!