Viernes, 22 de noviembre del 2024

#Opinión: Ratones verdes en peligro de extinción

Por: Julián Treviño

A lo largo de la historia reciente, primordialmente a partir del primer tercio del siglo XX, múltiples debates, teorías y experimentos sociales han surgido, con la temática de la idiosincrasia de las y los mexicanos, con un enfoque dirigido hacia la mentalidad, aseverando la falta de compromiso para el desarrollo y crecimiento propio, con un énfasis tremendamente agudo, en un tema tan global y generalizado como el deporte.

El caso más icónico, es sobre el representativo mexicano de la disciplina de futbol, de la década de los años 60, ya que estuvo inmersa en una serie de resultados catastróficos en las competencias que disputó, por lo que se ganaron el mote de los “ratones verdes”, sin alusiones al aspecto físico, sino al profundo temor de “aparecer” ante el público, como lo hacen los pequeños roedores, tal como lo describían los periodistas deportivos de antaño.

Hoy por hoy, podríamos discernir entre dos estilos y realidades del deporte, pues, por una parte, se encuentran las de índole totalmente privado, tremendamente redituables, que viven de las ventas y la mercadotecnia pura, en disciplinas tales como el boxeo, el fútbol, el béisbol, el futbol americano; así como podemos resaltar, las de asociación público privada, como lo son las disciplinas olímpicas, por englobar algunas, ya que no todas se encuentran registradas en la justa celebrada cada 4 años.

Ambas realidades, bajo esquemas formales o sentimentales de representación de países, comunidades o regiones; ambas con objetivos competitivos; tristemente, ambas tremendamente cuestionadas en su actuar y en su honorabilidad, debido a las constantes apariciones de los entes directivos, en temas de corrupción, de abuso sexual, de discriminación, de falta de apoyo, de opacidad en la rendición de cuentas, de amaños, incluso como parte de redes del crimen, entre muchas otras pifias.

A pesar de todo, las y los atletas, son los menos culpables de esto, y nos llenan de orgullo cada competencia, cada fin de semana, cada evento, que salen a disputar sus disciplinas, en equipo o de manera individual. 

En México vemos comúnmente a nuestros atletas, saliendo a gestionar sus viajes en varias instancias, realizando boteos, kermeses, hamburguesadas o rifas, para poder cubrir sus gastos, a la par que se preparan en sus sesiones de entrenamiento, en cuidar su alimentación, en estar fuertes mentalmente, para acudir de la mejor manera posible a las pugnas deportivas.

No todos tienen la suerte de poder costear los viajes a los mundiales, no todos cuentan con patrocinios de las marcas deportivas, no todos cuentan con becas que les permitan ser atletas de tiempo completo, pero de lo que estoy completamente seguro, es que la gran mayoría, a pesar de todo, harían de nuevo esos sacrificios y quizá hasta un poco más, para seguir dándonos la satisfacción que nos dio, la representación mexicana en los Panamericanos de Lima 2019.

No es un tema nuevo, pero espero que algún día, se vea al deporte como es y como lo vemos muchas personas: un motor de desarrollo humano integral, un factor de inteligencia emocional, un catalizador de prevención de la delincuencia y del delito, un inhibidor de enfermedades crónicas.

Amigas y amigos deportistas, sigan enfocados, empeñados y necios, nos llenan de orgullo. Los ratones verdes ya se fueron de las canchas, del tartán y del terreno de juego, esperemos que pronto dejen las tribunas y las sillas.

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