Capitalizando electoralmente el descontento de las mujeres
Una lodosa labor que están forjando a base del odio racista y clasista
Por: Ana Lilia Dueñas. Periodista
“… Lamentable que por 30 0 40 personas claramente infiltrados con acentos que no eran de Chihuahua, hombres y mujeres que hicieron los daños más fuertes, vengan a tratar de desvirtuara una marcha tanto importante”, estas fueron las palabras elegidas por Gabriel Díaz Negrete, dirigente estatal del PAN, para intentar restar merito a las denuncias del 8 M y sacar raja electoral, intentando culpar a Morena por las manifestaciones anarquistas en Palacio de Gobierno, y en este punto aclaro que uso el termino anarquista sin afán peyorativo, “Tienen que responder por lo que hicieron en Chihuahua, trajeron gente de fuera a vandalizar nuestros lugares. No lo vamos a permitir”, asistió Díaz Negrete quien se asume así dueño, con expresiones como “nuestros lugares” del Centro Histórico de Chihuahua y de sus monumentos, monumentos históricos que claramente pertenecen a la nación no a un grupo político.
Grupo político que por cierto se acuerda poco que, de conformidad con el artículo séptimo de Ley Federal Sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos: Las autoridades de las entidades federativas y Municipios cuando decidan restaurar y conservar los monumentos arqueológicos e históricos lo harán siempre, previo permiso y bajo la dirección del Instituto Nacional de Antropología e Historia. Se olvidan de conservarlas y cada que pueden tiran un edificio o lo pintan de sus colores, importándoles muy poco si es histórico o si son “nuestros lugares”.
El discurso de odio, de racismo, de clasismo, de chauvinismo que impera entre el autodenominado círculo rojo, o sea los políticos de siempre, es preocupante y peligroso, si o si, en todas las sesiones de congreso o actos públicos escuchamos frases como “gente del norte” en un claro ejemplo por hacer menos a los habitantes de otras latitudes del país. Las acusaciones panistas sobre supuestas infiltraciones morenistas en la marcha del 8 M, son los ochentas con sus calcas de carros con el lema “haz patria mata un chilango”.
Y es que a los dueños de estos discursos, de odio, se les olvida que el país y el estado, está formado por una multiculturalidad y la migración que nos marcó como región y moldeo nuestra arquitectura, misma que devastaron en los setentas y ochentas y por la que ahora se dan golpes de pecho; nuestra gastronomía y nuestra música, municipios como Juárez son el producto no sólo de migraciones internas si no de los dos países, su comida, su léxico y su arte así lo confirman.
Lo que los mapas no muestran, es que la frontera no es una línea sino una región con: una cultura, un pueblo, un lenguaje particular, el biculturalísmo es en sí mismo una cultura igual que el binacionalísmo, que es una forma particular de nacionalismo, desde Juárez puedes manejar más de 10 horas, hacía el sur, sin salir del estado de Chihuahua que es el estado más grande de México y Texas es casi el triple de grande, menciono esto para entender lo aislados que están, para que sepan que han construido a fuerza una cultura que parece una nacionalidad distinta a la de México del sur y a la de Estados Unidos del norte. Son del desierto están más agringados y hablan pocho, mezclando el español con el inglés, y parece que les afecta más lo que pasa en Estados Unidos que en México. Cuando llegaba el verano Juárez cambiaba la hora después que el resto del país, pues era más importante compartir la hora con El Paso que con ciudad de México, hoy ni siquiera compartirán horario con el resto del estado. Los que no somos de ahí, muchas veces caemos en explicaciones fáciles, como que la cultura fronteriza es una copia mal hecha de las culturas que la componen, no entienden que esa cultura es la representación autentica de una región que no se parece a ninguna otra, desde que existe la frontera*, hay quienes celebran esa hibrides y otros que la toleran sin entusiasmo, pero hay otros que la ven como una amenaza.
*Ahora son dos ciudades, pero cuando se fundó en 1659, era solo una que se llamó Paso del Norte pasaron más de 200 años para que una guerra entre Estados Unidos y México dividiera esa ciudad en dos: El Paso en el lado gringo y Paso del Norte en el lado mexicano, que 40 años después se cambió el nombre a ciudad Juárez. El rio que antes unía a la ciudad ahora la dividía; unos años después de terminada la guerra en 1864 el rio que se había convertido en frontera internacional, había cambiado de cause, cosas que pasan en el desierto, y quedo un poco más al sur que antes. Así de absurdas son las fronteras.
A los panistas y a los reaccionarios de ultra derecha lo que se les olvida. Con sus declaraciones es que además de clasistas y chauvinistas están siendo, como no puede ser de otra manera, machistas al desvalorizar la marcha del 8 de marzo adjudicando la reacción de sus integrantes a un manoteo político por parte de sus enemigos de partido. La del 8 de marzo fue una marcha de lucha ideológica, pues las mujeres marchamos porque no estamos de acuerdo con las ideologías que nos coptan los derechos humanos y civiles a mansalva, con pretextos tan agrios “como usos y costumbres”, “buenos modales” o “morales”. Como fotógrafa y periodista estuve ahí para reportar el hecho y al verdad de este, como mujer estuve ahí para apoyar a mis hermanas de clase, histórica y numéricamente, las mujeres proletarias, las hijas de las y los obreros son aquellas que más violentados ven sus derechos, ellas constituyen más del 90 por ciento en las a estadísticas de feminicidios, violencia, violaciones y cualquier otro ultraje.
Lo del pasado miércoles fue una explosión de ira tras la provocación de agentes del estado que, no quería dispersar la marcha, que ya se encontraba en su fenecer, si no una fragrante bravata de poder dejando caer un objeto explosivo desde el balcón, que una vez impunemente César Duarte expandió, no sin antes haber estado azuzando a las manifestantes desde dentro del edificio con los químicos de los extintores, mucho antes, hay que decirlo, de que hubiese un solo chispazo. No, las mujeres no necesitaron que les mandaran apoyo de ningún partido, para exponer como cada año sus dolencias, para escribir en muros y banquetas los nombres de sus acosadores, violadores y violentadores.
Sin embargo, estas expresiones de la derecha nos muestran hoy un panorama peligroso, no sólo para las mujeres, sino para toda la población que no sea de su agrado, se gesta en cada discurso en el que se pretende ensalzar la valentía del pueblo Chihuahuense, que la tiene de sobra, sobre la de otros pueblos una violencia sorda que se va pareciendo mucho a la violencia de los discursos del conservador ex presidente de estados Unidos Donald Trump, en que el que se acusaba a los mexicanos de ir a su tierra a tomar lo suyo, no hay que olvidar aquel hombre que viajo más de 10 horas a través de Texas para llegar a un Walmart en el Paso y mandar un mensaje de odio con balas.