#Opinión ¿Porqué matar a los hijos?
Por: Mtro. José Carlos Hdez. Aguilar. Especialista en Investigación Criminal y Delincuencia Organizada.
Como si no bastara tanto caos en México, con toda la oleada de narcotráfico y violencia en las calles; la injusticia y la desigualdad social; la corrupción, la impunidad y su patética pantomima política; la desintegración y despersonalización de las relaciones humanas por la excesiva comunicación en el mundo de la “web”, Etc. Pues ahora se agrega otro problema que invisiblemente, también cada día va en aumento en nuestro país: Los Filicidios, que no son más que los sorprendentes y crueles asesinatos hacia las y los hijos; la manifestación más dramática de repudio a un ser procreado.
Las doctrinas del comportamiento han reconocido al menos cinco tipos de Filicidios: el altruista, el derivado de alguna psicosis, el cometido hacia las y los hijos no deseados, el accidental y finalmente, el causado por violencia vicaria. Pero ¿Qué lleva a un padre o madre de familia a cometer tan atroces hechos? En la conducta filicida existe un cargado coctel de factores endógenos y exógenos, que confluyen para su realización y más cuando ese delito, se ve envuelto en acciones que muestran el peor desprecio por la vida humana. Entre otras causas que la ciñen, se encuentran:
1. Una fuertísima intolerancia a la frustración personal, con repercusiones intrafamiliares y colectivas, que incitan a una persona a terminar dramáticamente con la vida de sus vástagos.
2. Fracasos consecuenciales de la pobreza o la miseria extrema vivida; de una alta carga emocional por difíciles conflictos laborales que se padece; por el marcado incumplimiento de sus ordenanzas giradas en casa (y más cuando existe una retadora complicidad de la pareja hacia los hijos); por el uso de narcóticos, principalmente las drogas duras como la cocaína, el cristal, la heroína, el fentanilo, etc.
3. Factores derivados de la violencia vicaria, la cual se entiende como la acción dolosa del poder y la fuerza de carácter material, intimidatoria y principalmente intrafamiliar que, para causar una coacción emocional a una víctima primaria, deliberadamente se producen daños y perjuicios sobre otras personas o bienes que tienen un alto grado afectivo para aquella, Ej. lesionar o matar a los hijastros o, a los propios hijos, para demostrar un acérrimo odio a su cónyuge. Estableciéndose una especie de auto-justicia, por las humillaciones recibidas y pasando así, a una falaz historia mental de “triunfo o éxito”, donde la victimaria ya no es una persona perdedora, dejada o mediocre, entonces se crea un poder omnímodo, donde la homicida ya no tiene límites ni contrapesos de ninguna especie.
4. El hombre que mata a su mujer e hijos, para después suicidarse, emite un código de “autoritarismo moral”, castigando drásticamente lo que él considera la ruptura de un pacto sobreentendido y que, al ser vulnerado es preferible morir que seguir viviendo.
5. Las filicidas son personas con ideas altamente suicidas, donde prevalecen en su mente, profundos trastornos en sus valores y roles de autoridad; de voluntad y de control, algunos derivados de marcados síntomas esquizofrénicos (disociación con la realidad), que no fueron atendidos a tiempo.
Ahora bien, en cuanto a su numeralia en México, debemos apuntar que el 83% de este tipo de crímenes son cometidos por el padre y el resto por la madre. En ese tenor, los filicidios cometidos por los varones son más violentos o sanguinarios que los perpetrados por las mujeres. En el 95% de estos delitos, las victimarias tienen entre 25 a 34 años de edad y en la misma datificación perfiladora, el 93% de los casos se encuadran en una clase socioeconómica media o baja.
Con motivo de nuestra labor, hemos dado cuenta de algunos casos recientes muy lamentables, como el cometido apenas este 2 de enero de 2021, cuando en el estado de Hidalgo, Luis Alfredo “N”, privó de la vida a sus 3 hijos de 8, 7 y 3 años de edad, por una fuerte discusión con su esposa y en venganza decidió terminar con aquellos, hasta que fue capturado en Hermosillo, Son. El mismo día, pero en Tijuana, BC, una maestra de Ética, decidió matar a sus 2 hijos varones de 9 y 4 años, asfixiándolos con una almohada, para después intentar suicidarse.
El último día de diciembre pasado y en la ciudad de Chihuahua, un hombre asesinó a su vástago de tan sólo 3 años de vida, también en venganza por que su pareja los había abandonado hacía dos semanas atrás. Asimismo, en el poblado de Manta, Ecuador, el 23 de noviembre del pasado año, Virginia Bailón Fernández, acabó con la vida de su hija Selena de tan sólo 16 años, asestándole varias puñaladas, todo porque esta era más bonita que ella y atraía a más hombres. En ese capitular sanguinolento, el 1º de octubre de 2019 pero en la ciudad de Tucson, Arizona, Pablo Martínez de 31 años, mata a su hijo de seis, haciéndole tragar agua hirviendo por más de cinco minutos, en un ritual de exorcismo creyendo que tenía el diablo en su cuerpo.
Otros hechos que atestiguan fehacientemente esa neurosis o psicosis destructiva, tenemos el tristemente célebre y llevado a las plataformas de televisión de paga: “Caso Watss”, donde el 13 de agosto de 2018 y en la ciudad de Frederick, Colorado, Chris Watss de 33 años, cobardemente decidió asesinar a su esposa Shanann y a sus dos hijas de 4 y 3 años, porque le estorbaban en su nueva relación extramarital. Asimismo, y por sus serios conflictos emocionales, el 28 de agosto de 2014 Timothy Jones, de 31 años, mató a sus 5 hijos en Carolina del Sur, EU.
Dos casos han dado la vuelta al mundo, como el filicidio del pequeño Gabriel Fernández de apenas 8 años de edad, el cual fue cruelmente torturado durante varios meses por su madre Pearl Fernández y su concubino Isauro Aguirre, hasta que después de muchos golpes y heridas, finalmente el 24 de mayo de 2013 falleció en los Ángeles, Calif. La autopsia duró dos días, ya que los forenses tardaron en realizar el conteo total de lesiones del menor. Además de la severa tortura, obligaban al menor a comer excremento de gato, encerrándolo por varios días en un mueble de su casa. Por otra parte, la ex reina de belleza mexicana Claudia Mijangos, a sus 33 años y en el estado de Querétaro, decidió asesinar a sus 3 hijos de 11, 9 y 6 años. Claudia fue condenada a 30 años de medidas especiales, porque en el juicio acreditó su padecimiento de esquizofrenia, obteniendo su libertad en abril de 2019.
Así, podríamos enumerar un gran listado de estos execrables hechos en México y principalmente en nuestra entidad, y más, cuando uno de los nuevos factores detonantes ha sido el efecto pandémico de salud pública por el que atravesamos, aumentando hasta en un 15% estas inhumanas conductas en nuestro país, derivadas a su vez por esa imparable violencia intrafamiliar que exponencialmente se ha aumentado hasta en un 43%, con otro tipo de consecuencias agresivas y desordenadas, pero que no por ello dejan de ser también reprochables.
Quien sólo encuentra alivio y complacencia en el dolor; la humillación o la desgracia de una persona inocente, es un ser infeliz, sin escrúpulos, sin entrañas. En suma: ¡Un ente monstruoso!