Sábado, 23 de noviembre del 2024

#Opinión Políticas y políticos asesinados

Mtro. José Carlos Hdez. Aguilar, Especialista en Investigación Criminal y Delincuencia Organizada.

 En teoría y en la práctica, deberíamos contextualizar a la Política como el legítimo y verdadero arte de gobernar una sociedad, a fin de instaurar una democracia perfecta entre sus habitantes ¡Concepto romántico, pero muy distante de la actual realidad que permea nuestro país!

El actual, se ha convertido en uno de los procesos electorales más complejos de los tiempos republicanos en México. Estamos a treinta y cinco días, para que el pueblo en uso de su soberanía, confirme su adhesión al nuevo sistema político de izquierda al que optó en el 2018, o lo rechace y construya uno nuevo. En ese sentido y de acuerdo a las reformas constitucionales de empate de comicios, este año 93.52 millones de ciudadanos y ciudadanas podrán elegir 15 gubernaturas, diputaciones para 30 congresos locales, 1´900 ayuntamientos, juntas municipales, regidurías y sindicaturas en 30 entidades federativas, así como 500 diputaciones federales y 1 senaduría extraordinaria (19´915 cargos en total) ¡La elección más abultada en la historia del país!

Por otro lado, debemos subrayar que desde finales de los años 90´s, la Delincuencia Organizada ha tenido un control casi absoluto de muchos de los liderazgos de poder en México: policiales, religiosos, educativos, empresariales, sociales, sindicales, sobre los poderes judiciales y sin faltar, los políticos. Terribles vacíos de poder, que han sido severamente controlados y aprovechados por esa monstruosa criminalidad. No sólo la del narcotráfico, sino también de aquellos delitos de cuello blanco que tanto daño han hecho a las y los mexicanos (fraudes fiscales, robo de cuentas bancarias, desvío de fondos públicos, enriquecimientos inexplicables, peculados, abusos de autoridad, etc.). Cuando la política permite a esos criminales avanzar desmesuradamente en sus acciones, esta cada vez sirve menos al pueblo, convirtiéndolo en un estado totalmente malogrado.

Sin fatalismos literarios, México se ha convertido en un estado fallido en todos sus sistemas de control social y ha quedado muy lejos de aspirar o ser una democracia real y perfecta. Ha sido un pueblo ‘hipócritamente respetuoso’ de sus leyes, por esa perversa y dañina doble moral con la que viven sus habitantes. Nos hemos transformado en un pueblo temeroso, triste, mudo y sin vida, dejando de lado nuestra alegría, nuestras bellas tradiciones y costumbres pacifistas. Ya estamos acostumbrados a ese morboso y terrible olor a sangre y pólvora; nos hemos contagiado de ese -ya muy común-, odio entre hermanos de una misma nación. No hablamos ni denunciamos, por temor a que nos alcance la violencia o por la trivial resignación de que esta será imparable.

¡Que lamentable es saber que el crimen organizado ha sobrepasado la fuerza del estado, pero más espeluznante es saber, que muchas veces el gobierno, es el mismo crimen organizado!

En mal abono a lo dicho, amenazar, lesionar y hasta privar de la vida a personas dedicadas a la política, se ha vuelto tan de moda y tan fácil como comprar frituras en la calle. Pero entonces ¿Porque se han vuelto tan común, estas grotescas prácticas delictivas? Psicológicamente representa un reto bélico y personal ante figuras de autoridad: por alguna intolerancia ante la frustración social de las personas homicidas: es un grito desesperado de llamar la atención social, por ese ‘envalentonado’ hecho. Socialmente, es el impacto de un mensaje personal o del grupo criminal al que pertenece la o el delincuente, como demostración anárquica de odio o repudio ante la tan desgastada imagen de autoridad. Criminológicamente es, porque la persona aspirante a ocupar algún cargo público, atenta contra los intereses del grupo político contrario o hasta del mismo Cártel. O simplemente, porque la o el candidato, no respetó acuerdos entre los mismos políticos o el incumplimiento a pactos con algún grupo criminal de la localidad, olvidando que ¡La delincuencia organizada, jamás olvida ni perdona nada!

De acuerdo al informe Violencia Política en México 2021, de Etellekt, hasta la semana pasada, han asesinado a más de 70 políticos o funcionarios de gobierno, lo que convierte a actual proceso de elecciones, en la segunda elección concurrente más violenta de la historia reciente del país, sólo por debajo de la elección de 2018, cuando, a estas fechas aproximadas, el número de muertos era de 84, es decir 20% más.

Pero el reporte Violencia Política en México 2021, de Integralia Consultores, que también contabiliza agresiones en contra de funcionarias y funcionarios en activo, exfuncionarios, candidaturas, periodistas y activistas, señala que, entre septiembre de 2020 y marzo de 2021, se cometieron 137 incidentes de violencia política, con un saldo de 179 víctimas, de las cuales 118 fueron mortales. Agreguémosle las lesiones, extorsiones, privaciones de libertad, amenazas y hasta daños en el patrimonio de las y los participantes en la contienda, y algunos otros delitos que, por alguna razón, no fueron denunciados por aquellos ¡Y todavía falta por transcurrir poco más de un mes para la jornada electoral, que es el tiempo en el que se caldean más los ánimos y los intereses de los partidos políticos y obviamente, los propios del crimen organizacional!

Sin duda alguna, ¡La impunidad y la corrupción, han sido el mejor marketing gratuito para una sarcástica y demencial delincuencia que no perdona nada ¡Menos a la política! Aprovechando así, los vacíos del poder y los yerros de la ley, para que en su avariciosa soberbia ¡Pueda seguir destruyendo sin piedad, todo lo que se cruce a su paso!

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