Sábado, 23 de noviembre del 2024

El abuso de poder, el ridículo y la pena ajena como formas de gobierno

Por: Froilán Meza Rivera

La fundación de México-Tenochtitlan no sucedió en 1321, como asegura el gobierno federal, dijo categórico el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, quien es el descubridor, el desarrollador y el principal intérprete de las ruinas del Templo Mayor. “Ahora quieren hacer que se empate el 1321 con 1521, que es el año de la caída de Tenochtitlan, con 1821 fecha de la Independencia de México y con 2021; no hay base para asentar que 1321 es el momento en que se va a dar la fundación, la mayoría de fuentes inciden en que fue 1325”, explica el investigador emérito del INAH.

Esta imposición del cambio de fechas, decretada desde el poder omnímodo del presidente Andrés Manuel López Obrador, ha sido comparada, en otras fuentes, con la que hizo a su vez el dictador Porfirio Díaz, cuando igualmente cambió por sus pistolas la fecha de conmemoración del Grito de Dolores, del día 16 al 15, para que la fiesta patria de la independencia de México coincidiera con su cumpleaños personal. De ese tamaño es la falsificación histórica y el abuso de poder, exactamente igual en ambos casos. Si se respetara la fecha histórica más manejada por los estudiosos, la celebración del septingentésimo aniversario de Tenochtitlan quedaría en 2025, lamentablemente fuera del período presidencial del nuevo dictador por un año.

Si yo fuera AMLO, con la purita opinión en contra de Matos Moctezuma ¿para qué buscar más? tendría para no insistir en el ridículo despropósito de imponer esa falsificación histórica. Pero no soy AMLO, y qué bueno, pues no seré quien coseche el ridículo internacional y tampoco seré yo el receptor de tanta pena ajena. Que con su pan se lo coma.

Ah, pero en estos tiempos de “transformación” resulta peligroso contradecir al republicano, liberal y demócrata que devino en dictador pero que se sigue escondiendo bajo una máscara de izquierda cada vez más insostenible. Y es que no todos en México son como el Peje cree que son “sus” beneficiarios de “sus” programas de dádivas. Por ejemplo, una mayoría de la prensa nacional no forma en las filas de sus habituales lamebotas. Y para ellos, la diatriba, el ataque diario desde su conferencia mañanera, que es en la práctica, lamentable, el máximo tribunal del país.

La asociación civil Artículo 19 se pronunció con respecto a la andanada cotidiana de invectivas, ataques e insultos con que López Obrador surte a la prensa: ““Prensa Fifí”, “muerden la mano de quien les quitó el bozal”, “hampa del periodismo”, “manipuladores”, “medios conservadores”, “pasquines al servicio del conservadurismo”, las frases, ya se sabe, son ejemplo de la forma en cómo el presidente Andrés Manuel López Obrador califica a la prensa cuando ésta publica una nota que no le favorece a su gobierno. En paralelo, el presidente ha declarado y ofrecido: “No reprimiremos a nadie, no habrá censura”. Pero no puede uno menos que cuestionar: ¿Es válido calificar a los medios como “pasquines” o a sus periodistas como “hampa” y decir que no hay censura?”

Se podría completar un libro de al menos el doble de tamaño que la Biblia, si alguien se diera a la tarea de reunir un resumen apretado de todos los ataques de AMLO a sus “adversarios”. Sólo en los últimos días, el presidente ha evitado vergonzantemente pronunciarse acerca de la tragedia del 3 de mayo, cuando colapsó la estructura elevada al paso de un tren de la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México. La cuenta de 26 muertes lamentables y de más de 70 heridos se puede y debe incorporar a la responsabilidad de los gobernantes del Distrito Federal (hoy Ciudad de México) y al propio presidente de la república, en virtud de que su homicida programa de ahorros, de recortes y de “austeridad”, llegó también y afectó, y sigue afectando al Metro, que no recibe el mantenimiento necesario para garantizar que el usuario no va a morir en cualquier momento en un desplome, en un incendio, descarrilamiento o un choque de frente. Ah, pero don dictador ya tomó personalmente la defensa de la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, a quien elogió sin medida y paseó de su mano por el Centro, dispensándole su apoyo irrestricto, que ya sabemos es una defensa irrestricta a su propia persona y su propia responsabilidad en lo del Metro.

Ahora, en una jugada doble, que por un lado echa humo para disolver el tema del Metro de la agenda informativa, pero que por el otro le es indispensable para apuntalar su mayoría en la Cámara de Diputados en la próxima elección, se aventó a atacar a los dos candidatos punteros de la elección por la gubernatura en Nuevo León. Él mismo hizo el trabajo sucio, exhibiendo su poder y el mando que ejerce sobre la Fiscalía de Delitos Electorales y sobre todas las autoridades que sean necesarias para descarrilar a los dos candidatos que van delante de la suya propia con una ventaja mínima de 15 puntos porcentuales en todas las encuestas. El pasado 5 de mayo, dos días después de la desgracia de la Línea 12 del Metro, el presidente denunció públicamente a Adrián de la Garza (candidato del PRI al gobierno de Nuevo León) por ofrecer una tarjeta “con dinero” a cambio de que voten por él. Luego subió el tono, y aseguró por cuenta propia la culpabilidad del candidato, pero metió en la jugada al otro puntero, el candidato de Movimiento Ciudadano, Samuel García, de quien dijo, también en una de sus “mañaneras”, que él y otros de sus familiares estaban siendo investigados por delitos de los que no dio ningún detalle. Los quiere fuera de la elección a como dé lugar, para que brille ahora sí, en ausencia de los más probables ganadores, doña Clara Luz Flores, la candidata de Morena, quien cayó hasta el sótano en las preferencias electorales.

Nada más que el señor don presidente está incurriendo en diversos delitos con sus intromisiones. Para empezar, Andrés Manuel López es delincuente electoral confeso, porque admite lo que está haciendo y lo presume. Según él, es su labor combatir los delitos electorales, pero además de que esto es falso, ya que esa labor es atribución de la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales, es él quien ha violado en reiteradas ocasiones la ley electoral y con todo cinismo lo sigue haciendo. A lo largo de este año, la prensa y los ciudadanos en redes sociales han documentado el uso electoral de las vacunas contra el COVID-19, amenazas a los ciudadanos de retirar apoyos económicos si Morena pierde, ataques contra partidos de oposición lanzados por el presidente, y difusión de logros de gobierno desde las mañaneras en plena veda electoral.

Esta forma de gobierno tiene el inconveniente de que hace crisis por todos lados, a todas horas, y está sujeta incluso a los estallidos del presidente cuando se le contradice. Nada más hay que recordar lo que pasó el 1 de marzo de 2020 en su natal Macuspana, Tabasco, donde la gente al parecer, no le tiene miedo a su paisano. En el acto público, grupos de inconformes gritaban “¡ratero!” al presidente municipal, hecho que empañaba el acto del supremo. Y los encaró y les exigió el Peje que dejaran de gritar y que “respetaran su investidura” presidencial. La gente seguía gritando, el Peje seguía encabronándose, hasta que utilizó el arma del chantaje con sus dádivas. “¿Es lo mismo que antes? ¿qué no están recibiendo los apoyos?”, cuestionó el mandatario. “¡Noooo!”, le reviraron sus paisanos. Y lo que siguió es una escena vergonzosa para cualquier gobernante decente, pues Andrés Manuel, poco acostumbrado a que la gente lo contradiga, subió el tono de su voz, y enojado, con el gesto de ira y la voz desencajada, les gritó: “¡Cómo que no! La mentira es del demonio, es reaccionaria y conservadora“, les dijo y volvió a preguntarles, pero la multitud volvió a gritar “¡Noooo!”.

Hasta aquí. Espero que podamos corregir estas anormalidades en los próximos meses y años, antes de que tome todo el control un dictador inculto, caprichoso y reaccionario, intolerante y vengativo.

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