La Democracia Fuerte, ¿Cómo debemos entenderla?
Por Jorge Alberto Holguín Lozano, Máster en Acción Política, Participación Ciudadana y Fortalecimiento Institucional.
El término democracia fuerte fue desarrollado por el autor Benjamín Barber, sintetizando el desarrollo de este autor, en palabras muy cortas y claras, establece que mientras exista en el ámbito político y social una democracia fuerte prevalecerá la justicia y la igualdad en cualquiera que sea el sistema económico que se implemente. Da la impresión que estas palabras las escuchamos diariamente salir de la boca de los distintos actores políticos, desde las redes sociales hasta los medios impresos, pero la democracia fuerte bien entendida es más que eso.
Para lograr una democracia fuerte debemos cumplir con ciertos criterios que parecieran sencillos, pero si observamos de cerca no se están cumpliendo cabalmente, en primer lugar, en un esquema democrático fuerte la política debe llevarse acabo al modo participativo, es decir, que las personas seamos -más allá de nuestros representantes- quienes gobernemos, lo que es sinónimo de autogobierno. Pero calma, tampoco lo llevemos al extremo, no quiere decir que tengamos que participar en cada instancia o nivel, lo que la democracia fuerte pretende es que participemos de manera frecuente y sobre todo cuando haya que decidir sobre políticas o programas que nos afecten o beneficien a todos y todas; en segundo lugar, se deben crear las instituciones necesarias según la época y circunstancias que se vivan, las cuales deben tener como una de sus objetivos facilitar la participación de las personas sea cual sea la finalidad que tengan estas instituciones.
Y es que, en medida que más personas participen, mejores serán los procesos de deliberación, decisión y acción. Pasamos por una crisis de representatividad, la mayoría de las y los ciudadanos no nos sentimos ni un poco representados en nuestros órganos de gobierno, esto debido a que no han entendido nuestros representantes que el involucrar a la ciudadanía los lleva a tomar mejores decisiones.
La comunidad y los individuos se desarrollan en el momento que participan, por eso el hincapié de las y los maestros para que el alumnado participe en clase, no buscan más que su desarrollo, así deberían actuar nuestros representantes, motivándonos a participar a involucrarnos en el quehacer del gobierno. Pero por lo pronto, como lo plantea el autor Rafael Águila, se conforman con tener un gobierno de masas y no de ciudadanos, porque las masas hacen ruido, los ciudadanos deliberan; las masas se comportan, los ciudadanos actúan; las masas colisionan y se cruzan, los ciudadanos comparten, se comprometen y contribuyen.
Entonces, ¿Por qué no aplican la democracia fuerte como modelo de gobierno?, pues desde mi perspectiva y experiencia puedo señalar que existe un temor infundado a que la ciudadanía participe que emana meramente del desconocimiento y por supuesto del desinterés de la clase política, el temor radica en el miedo a la perdida de poder tanto de los partidos como de los representantes, pero es un circulo vicioso, los partidos políticos y los representantes carecen de confianza porque no involucran a las y los ciudadanos, lo que verdaderamente los lleva a tener una perdida de poder.
Como ciudadanía debemos exigir y pelear por espacios para poder participar e involucrarnos, siempre haciéndolo lo más informados posible, nuestro papel también es importante, démosle el valor y la dedicación que merece.