Cuento triste de domingo
Por: Elvira “Wera” Villarreal
Puntual. A las nueve. Llegaban de todas las esquinas. Guiadas por luces desde lo lejos. Velas encendidas, luces que se compartían para hacerse una sola luz.
Desde el megáfono, una representante del colectivo Revolución Atena leía un posicionamiento. Después continuó Norma Ledezma (Justicia para Nuestras Hijas, A.C.)… dijo que su rabia y su dolor estaban frescos con los hechos recientes por el asesinato de Debanhi, removiendo los veinte años desde el feminicidio de su hija Paloma.
Entre tanto, los sollozos alrededor, los llantos desconsolados, contenidos, agotados. De tanto en tanto silencios. De tanto en tanto consignas.
Después una compañera de un colectivo universitario invitó a una manifestación para el lunes 25 de abril a las nueve de la mañana, frente a Tránsito y Vialidad. “Todas sabemos por qué”, dijo.
Enseguida se pidió pasar a dejar las veladoras resguardadas por el concreto en el sitio del monumento al Ángel, donde la concentración sobrepasó con facilidad las dos mil personas.
Y el centro de la ciudad de Chihuahua fue a resguardarse en su centro. Y la periferia, sin luz (sin luz) permaneció en silencio, aguardando a las hijas perdidas.