Viernes, 22 de noviembre del 2024

4 tipos de conductas que resultan contraproducentes

Por: Daniela Cristina Samaniego Chávez

“La vida te entregó una cajita de herramientas. Un día te encuentras con un familiar y te pide de favor que le ayudes a armar un mueble prefabricado. Ves que saca de su caja un desarmador plano. Comienzan a armar el mueble y queda perfecta la herramienta que utilizaron para enroscar los tornillos.

Al día siguiente, ves a un amigo, quien te pide colgar un cuadro que tiene en su sala. Sacas nuevamente el desarmador plano, le pegas al clavo con el mango, y queda perfecto para colgar el cuadro.
Días después, te topas con tu jefa en la oficina, y te pide que conectes unos cables, ya que se habían soltado y no funciona su ventilador. Tomas nuevamente el desarmador plano, pero te percatas que no hay forma de juntar ambos cables. Entras en una gran confusión: ¿por qué algo que siempre te ha funcionado, ahora ya no?”

Suena un tanto ilógico que utilicemos un desarmador plano para todas las cosas, sin embargo, hacemos exactamente lo mismo cuando se trata de hacerle frente a los retos de la vida. A pesar de su falta de efectividad en ciertas ocasiones, muchas veces tornamos estas conductas en un hábito, que me funciona en ciertas circunstancias, pero en otras se tornan contraproducentes.
Te platico cuatro tipos de conductas compensatorias inefectivas, que normalmente las personas utilizamos como mecanismos para darle solución a los problemas de la vida.

Conductas de evitación
¿Cuántas veces has evitado, renunciado o buscado alguna distracción para no direccionarte a algo que es importante o hasta necesario? Como hacer ese trabajo que tanto evitas porque “te da flojera”, pero se acerca la fecha límite de entrega y lo tienes en mente; o te pones a limpiar la casa y ordenar tu armario, en lugar de estudiar para tu examen de mañana; o hasta terminas con tu pareja ante la primera discusión que tuvieron.

Comunicación inefectiva
De forma similar, ¿cuántas veces te comportas con pasividad, manipulas, estás a la defensiva o te tornas con agresividad cómo mecanismo para comunicarte? estás estrategias te llevan a malentendidos o a comprometer tus necesidades personales.
Como aquella vez que tenías planes para ir al salón y te pidieron que cuidaras a tus nietos, por lo que no dijiste que “no”, pero te sentiste resentida con tu hija por haberlo hecho; o cuando gritas para que los niños dejen de hacer ruido; o lloras cada vez que quieres que una discusión se termine; o cuando alguien te quiere dar un consejo y te molestas, en lugar de escucharle y hacer lo que en verdad quieres tú, pero te ganaste aquella pelea innecesaria por no darle por su lado a aquella persona.

Buscar perfección
¿Cuántas veces no buscas controlar cada situación, tratas de que todo sea perfecto, complaces a los demás, o te preocupas por algo, pero no tomas acción? Todas estas estrategias hasta juegan en tu contra la mayoría de las veces, ya que no te permiten avanzar y drenan tu energía y no te permiten hacer cosas que te gustarían. Por ejemplo, aquel proyecto que jamás estuvo listo porque no te “terminaba” de convencer; o cuando quisiste emprender, pero te decepcionaste porque “no sabías lo suficiente del tema”; cuando querías irte a vivir con tu pareja, pero no lo hiciste por el “¿qué dirán?” de tu familia; o aquella noche que se te soltó el estómago por estar imaginándote escenarios diferentes del día de tu graduación.

Conductas autolesivas
Y por último ¿cuántas veces realizas cosas en exceso (como tomar, comer, hacer ejercicio, etc.); has pensado en simplemente desaparecer y darte por vencido ante la vida, o hasta realizas conductas autolesivas? Lo anterior por temor a enfrentarte a situaciones que están fuera del control humano o pedir ayuda. Un ejemplo es cuando le llamaste a tu ex ahogado en alcohol para agarrar valor y decirle que la extrañas; cuando piensas que sería mejor que no vivieras porque tienes muchas deudas que saldar; o cuando te cortas para calmar tu ansiedad.
A la larga, todas estas conductas drenan mi energía, me afectan en mi salud mental, y tienen un costo muy alto para mi vida. Son conductas que no pueden ser sostenidas por mucho tiempo, recuerda:
No todo lo que “se siente bien”, es algo bueno para ti.
Al igual, no todo lo que “se siente mal”, significa que sea algo malo para ti.

Estas acciones te llevan en su mayoría a consecuencias negativas o comprometen tus valores personales. Podrán ser que en alguna ocasión te funcionaron para desahogarte emocionalmente y lograr una sensación de “justicia” o “control” en tu vida.

En contraste, existen una serie de estrategias compensatorias que también son buenas (pero no funcionan en todas las situaciones) tales como: poner límites asertivos, mantener el enfoque, priorizar, solucionar problemas, autorregularse, buscar ayuda, poner estándares realistas, y dejar de preocuparte.
Recuerda, todo hábito es algo aprendido, y así como lo aprendiste, lo puedes desaprender. Si te identificaste con algunas de las situaciones anteriores, la psicoterapia conductual es un buen espacio dónde puedes aprender y generar mejores hábitos.

Y para eso,
Te acompaño en tu proceso.

Daniela Cristina Samaniego Chávez
Pasante de Máster en Psicología Clínica y de la Salud y Psicoterapeuta Cognitivo-Conductual del Instituto Superior de Estudios Psicológicos en España, Cédula Profesional 11385057
www.cristinasamaniego.mx

 

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