La nueva distritación electoral para Chihuahua

Por: Saúl Eduardo Rodríguez Camacho
Abogado, especialista en derecho constitucional y electoral.
Ex consejero del Instituto Estatal Electoral.
Actualmente secretario de Acuerdos en el Tribunal Estatal de Justicia Administrativa.

En la colaboración anterior me comprometí a comentar en qué consisten los demás criterios que se aplican para llevar a cabo la delimitación de los distritos electorales. Así que, antes de hacerlo, creo que vale la pena señalar que estos criterios buscan, además de propiciar equilibrio en la representación popular, que haya equidad en su conformación, es decir, que no se acomoden a manera de que se beneficie intencionalmente a alguna de las fuerzas políticas.

Por supuesto, estos criterios existen porque eso llegó a pasar, se trataba de marcar las fronteras de las circunscripciones o territorios electorales de forma tal que se concentrara a modo a los votantes de algún partido -frecuentemente del que ejercía el poder-, para dispersar a los simpatizantes de los demás. A esto se le conoce como gerrymandering, debido a que a principios del S. XIX, un gobernante apellidado Gerry, para poder afianzar el triunfo de su partido en las elecciones, distribuyó de manera tal los distritos de su estado que su representación gráfica aparentaba una salamandra. Los comentaristas de la época al señalar la manipulación conjuntaron el apellido y la palabra salamandra (salamander en inglés), para dar con el término (gerrymander).

A fin de abatir esas prácticas, además de aplicar el criterio poblacional para conformar los distritos electorales, se utilizan otros como: integridad y unidad de las comunidades indígenas y afromexicanas, es decir que se procura agrupar los municipios con alta población de estas comunidades para provocar su representación; municipios completos, preferentemente, esto es, que un municipio no debe formar parte de dos distintos distritos (a menos que estos estén dentro del municipio); compacidad, que implica intentar que los distritos tengan una forma geométrica cercana a un polígono regular; facilidad de traslado al interior, entre las comunidades y cabeceras municipales, con tiempos más o menos homogéneos, y; continuidad geográfica, o sea, que los distritos se asignen numéricamente de forma continuada.

Obviamente, como todo estado de nuestro país, Chihuahua tiene sus particularidades demográficas y geográficas, comenzando por su gran extensión territorial, la alta concentración poblacional en la capital y ciudad Juárez, así como la baja población rural. Por eso los criterios anteriores se aplican preferentemente, en la medida posible, etc., pero además se pueden utilizar aspectos como la identidad socioeconómica y cultural o, sortear accidentes geográficos.

En la conformación de los distritos electorales, o mejor dicho, en la revisión de los distritos y su actualización (redistritación), que está a cargo del Consejo General del INE, juegan un papel importante los partidos políticos como vigilantes de la actuación del órgano y generan consenso respecto de alguno de los posibles escenarios de distritación que les presenta la autoridad. Recordemos además que, como mencioné la ocasión anterior, la suma de datos se combinan en programas de cómputo que producen esos distintos escenarios.

Pues bien, el pasado 30 de junio se aprobó la nueva distritación local para Chihuahua, y quedó publicada el 22 de agosto en el Diario Oficial de la Federación[1], conforme a la tabla que a continuación se presenta.

Nota: La geografía electoral del estado cambió con este último ejercicio, principalmente para los distritos que no pertenecen a Chihuahua o Juárez, así que vale la pena echarle un ojo. En negritas aparece el municipio cabecera de distrito.

Hasta luego y que tengan felices Fiestas Patrias.

[1] El acuerdo de aprobación y el mapa se puede consultar en la liga siguiente: https://www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5662067&fecha=22/08/2022&print=true