Aunque no se hable, existe
Por: Daniela Cristina Samaniego Chávez
Máster en Psicología Clínica y de la Salud y Psicoterapeuta Cognitivo-Conductual del Instituto Superior de Estudios Psicológicos en España, Cédula Profesional 11385057
www.cristinasamaniego.mx
Aunque muchos podrán seguir considerando que el suicidio es “un acto cobarde”, “ser egoísta”, “una exageración” o “una chiplería”, para muchos ha sido la única salida para terminar con el dolor que cargan. Las Naciones Unidas estableció el 10 de septiembre como el Día Mundial de la Prevención del Suicidio, y el mes de septiembre se torna relevante para todos y todas concientizar a la sociedad en general en este tema.
Ya han transcurrido más de dos años desde que la pandemia por coronavirus y el tiempo de confinamiento impactaron al mundo. Comenzamos una nueva normalidad, una nueva forma de relacionarnos con ello. Sin embargo, a pesar de lo alarmante y el gran impacto que tuvo el coronavirus en la economía global y la salud de las personas, es tiempo en que todavía no surge una alarma sobre el impacto, que hasta la fecha va en aumento, de las enfermedades mentales, entre esas, el fenómeno del suicidio.
Según la Organización Mundial de la Salud, en la Agenda 2030, menciona que, para ese año, la principal causa de muerte serán los trastornos mentales. Aproximadamente 300 millones de habitantes padecen un diagnóstico actualmente depresión clínica en el mundo (estamos hablando a un equivalente a la población total de Estados Unidos). Así mismo, la INEGI en el último censo poblacional concluyó que 1 de las 10 principales causas de muerte en los y las mexicanas de 10 a 44 años de edad es el suicidio. Y si no fuera poco, Chihuahua es la Entidad Federativa que mantiene los números más altos.
Y vaya, como nos duele escuchar estadísticas tan crudas, pero duele más vivirlo de cerca. Estamos hablando que aproximadamente por cada 100 mil habitantes, 14 familias pierden a un ser querido a causa de esto en Chihuahua. Y duele escucharlo así, pero ¿por qué nos duele tanto el suicidio y seguimos estigmatizando la salud mental?
El gran problema es que el suicidio se convirtió en una pandemia silenciosa. ¿Cuántos de nosotros no conocemos a un familiar con diabetes, hipertensión, cáncer, etcétera, y no nos callamos al compartirlo? ¿Cuántos de nosotros hablamos libremente de algún familiar con depresión, ansiedad o algún trastorno mental? A pesar de ir en aumento la cultura de asistir al psicólogo o psiquiatra, sigue siendo un tema que solemos callar las personas. Cuando un amigo nos ve “extraños”, nos ofendemos cuando nos sugiere buscar ayuda profesional. Cuando algo no se siente bien de mis emociones, me ofende que me digan que vaya con un psiquiatra. Todavía el tema de la salud mental es un tema sensible para muchos y muchas, y considero que las estadísticas las proyectan en su consecuencia.
Dado lo anterior, y debido a la relevancia, te comparto información relevante para salvar vidas. Por que sí, tu y yo podemos salvar vidas. Cuando nos enfrentemos a una persona que nos exprese sus deseos de morir, mencionar el tema de suicidio no hará que la persona se suicide, al contrario, el hablarlo es lo que lo previene.
Comenzando por ¿qué es el suicidio?
El suicidio ocurre cuando las personas se hacen daño a sí mismas con el propósito de terminar con su vida y, como resultado, fallecen. Mientras que un intento de suicidio es cuando las personas se lastiman con el propósito de terminar con su vida, pero no mueren.
¿Por qué las personas se suicidan?
Existen diversas causas, lo que anteriormente se consideraba que la depresión clínica era la única causal del suicidio, actualmente sabemos que las personas suelen pensar en suicidio cuando se trata de diversas problemáticas. Te comparto algunas de las principales (no únicas) causas:
- Depresión clínica: es la causa más común, debido a los pensamientos depresivos profundos que vienen acompañados de una gran sensación de sufrimiento y de desesperanza por escapar del dolor.
- Psicosis: debido al deterioro cognitivo, se sabe que muchas personas con esquizofrenia o en psicosis muestran tendencias de conductas impulsivas y autolesivas.
- Un grito de auxilio: muchas personas piensan en suicidio debido a un trauma o dolor emocional intenso, ya que no encuentran otra forma de aliviarlo.
- Situaciones adversas: personas que pierden esperanza de su futuro a causa de un suceso que cambió su vida radicalmente.
- Consumo de sustancias: el consumo de sustancias ocasiona conductas de riesgo, que pueden conllevar a cometer conductas autolesivas e impulsivas.
- Aislamiento social: usualmente las personas que experimentan aislamiento social, tienen dificultades para expresar sus emociones y admitir pensamientos suicidas.
Pero ¿jamás me han dicho que quiere terminar con su vida? ¿hablarlo no hará que lo terminé por hacer?
Un gran mito es pensar que las personas que se suicidan o piensan en el suicidio no van a avisar, en realidad, la mayoría de las veces lo avisan, pero no de forma literal. Tener pensamientos suicidas no solo son frases textuales de querer acabar con la propia vida, a veces también cobran la siguiente forma:
- “Necesito una pausa para liberarme del trauma”.
- “No veo un futuro en el que me gustaría vivir”.
- “A nadie le importa si estoy”.
- “Me siento atrapado y necesito encontrar una salida”.
- “Necesito un escape del ciclo de mis pensamientos negativos”.
- “La vida no tiene sentido”.
- “Con dormir no basta para detener mi sufrimiento”.
Ok, y si ya me lo expresó ¿ahora qué hago?
Bueno, primero lo primero, jamás lo regañes o te molestes por pensar en suicidio. Hay muchas formas de poder ayudar, pero haciéndolos sentir peor de su sufrimiento jamás será un método de ayuda. Por lo tanto, te recomiendo que realices lo siguiente:
- Escucha empáticamente: entre más le escuches, más comprenderás, menos solo o sola se sentirá y, posiblemente, más esperanza sembrarás para su futuro.
- Ayúdale con tareas diarias: si es tender su cama, ayudarle con la ropa sucia, llevarle el mandado, ayudar en actividades mientras están en su momento de oscuridad, reducen que se sienta agobio al salir de esta etapa.
- Recuérdale lo mucho que le quieres: cuando alguien se siente suicida, muchas veces cree firmemente que los demás estarán mejor sin ellos/ellas.
- Mantente presente: no necesitas decir nada, es más, no digas nada, solo siéntate a su lado hasta que la tormenta pase. Brindarás seguridad con esto.
- Empodérale: recuérdale sus logros, cualidades, fortalezas y lo orgulloso/a que estás por ellos/as.
- Ayúdale a pedir ayuda: el riesgo de suicidio es un tema que debe de ser tratado por especialistas en salud mental como psiquiatra en compañía con psicoterapia clínica. Cuando una persona está en riesgo de suicidio, tareas diarias pueden ser complicadas, por lo que el paso de buscar a profesionales a su alcance puede ser de gran ayuda para ellos/as.
La salud mental es un tema serio y todos podemos salvar una vida. Comparte para incrementar la conciencia.