Bullying, una estrategia de supervivencia social que crea fuertes sentimientos de pertenencia: Estudiar el acoso a través de la antropología

Por: Ana Lilia Dueñas

Periodista

“El Acoso Escolar es un comportamiento prolongado de abuso y maltrato que ejerce una alumna o un alumno, o bien un grupo de alumnas o alumnos sobre otro u otros, en las escuelas con el propósito de intimidar o controlar al alumno, mediante contacto físico o manipulación psicológica” así lo define el gobierno federal en su portal oficial. “Es una forma de violencia entre compañeros en la que uno o varios alumnos molestan y agreden de manera constante y repetida a uno o varios compañeros” esta es la definición del portal del Poder judicial Mientras que el Instituto Mexicano del Seguro Social, entra un poco más a fondo y añade “En México, más de 18 millones de alumnos de primaria y secundaria son víctimas de acoso escolar (bullying)”. “Y según un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, (OCDE), México ocupa el primer lugar internacional en casos de bullying en educación básica, afectando a más de 18 millones de alumnos de primaria y secundaria, de escuelas públicas y privadas”, informó en 2019 el legislador de Morena, Mario Delgado Carrillo, quien presentó un decreto al respecto.

El acoso escolar es una realidad que apenas comienza a visibilizarse, pero que generación tras generación se había vivido, y que tal vez debido a los avances tecnológicos se ha visibilizado. No solo afecta el bienestar durante la infancia y adolescencia de quienes lo sufren, sino que también puede tener consecuencias en la vida adulta. Puede llegar a incrementar la soledad, las probabilidades de desempleo y el riesgo de suicidio entre las víctimas.

En la Ciudad de México se han registrado 109 suicidios de jóvenes víctimas de bulliyng escolar en el último año, alertó la Fundación en Movimiento, al suscribir un convenio de colaboración con el Consejo Ciudadano de Seguridad Pública y Procuración de Justicia. En 2018 niño de 13 años que sufría ‘bullying’ se suicidó tras disparar a un compañero de clase en la salida del colegio. El suceso se produjo durante una pelea en el centro escolar del municipio mexicano de Huixquilucan. el presidente municipal, en aquel entonces Enrique Vargas, habría indicado que el joven que se ha suicidado era, víctima de burlas y actos de acoso por parte de sus compañeros escolares.

En Chihuahua durante el 2015 un joven de apellido Avitia, se lanzó desde el segundo piso y falleció lamentablemente. En diciembre de ese mismo 2015 una jovencita de 16 años ingirió más de 20 pastillas de carbamazepina dentro del Cobach 4 para intentar suicidarse. Más tarde en 2018 un joven se lanzó desde el tercer piso con el mismo propósito. Todos casos presumiblemente de acoso.

Y aquí es donde debemos las replantear las definiciones de acoso impuestas por las autoridades, que se antojan sesgadas, pues es un hecho que hay casos de acoso protagonizado por profesores y hasta padres de familia.

Y ahora tras el caso de Norma Lizbeth Ramos, una adolescente de 14 años, del estado de México que murió este lunes 13 de marzo debido a los golpes en la cabeza que recibió durante la pelea tras por fin defenderse del acoso escolar de sus compañeras. Y del caso de un grupo de jóvenes de bachilleres 1 de Chihuahua, que acosaban aun compañero con autismo en un baño; es que muchos políticos que han querido subir al tren del tema y llevar agua para su molino partidista, han comenzado a dar declaraciones sin un ápice de conciencia del tema o de información el colmo han sido diputados, en particular el diputado Ismael Pérez Pavia, del PAN que esperan sancionar a docentes y directivos que resulten responsables sobre los casos de acoso escolar, esto a pesar de que la Constitución Nacional cuenta ya con un marco normativo para hacerlo. Y que, para respaldar su discurso, a falta de persuasión de oratoria, tuvo que revictimizar a estos jóvenes y otros, que fueron exhibidos en diversos vídeos por varios minutos en el pleno legislativo.

Por su parte el diputado morena Óscar Avitia, en defensa del magisterio asegura que apuesta más por la prevención y escucha las voces de las maestras y los maestros, que señalan el hecho de que en las escuelas ni siquiera existen ya reglamentos, pues fueron sustituidos por los llamados “acuerdos de convivencia”, lo que limita el actuar de los docentes. Algo que es real, cada vez más en las escuelas, sobre todo en las del norte del país, los alumnos tienen menos obligaciones dentr4o de los planteles. El fenómeno no es exclusivo de nuestras fronteras y es que apenas este fin de semana se viralizó una noticia en la que un alumno de una escuela en los Estados Unidos defiende a su maestra en pleno salón de clases luego de que un estudiante, compañero de este mismo, agrediera físicamente a la maestra. Durante la pandemia escuchamos y leímos en medios más de un caso en que profesores lloraban de rabia o frustración ante las burlas de sus alumnos.

Esto nos hace ver que el acoso, escolar o en casa, no se limita al alumnado, sino que incluye a profesores y padres, tanto en víctimas como victimarios; es por ello que nos debe de quedar claro que los para paliar esta problemática social se requiere del esfuerzo conjunto de autoridades escolares, gobiernos, padres de familia y sociedad en general, para no normalizar la violencia en ninguna de sus expresiones.

Por ejemplo, buscando abordar este problema, la escuela pública danesa ha incorporado con mucho éxito métodos etnográficos. Más específicamente, han trabajado y desarrollado el concepto antropológico de “comunidad” para entender mejor porqué algunos/as niños/as hacen bully, y qué se puede hacer para solventar el problema. Esta estrategia cualitativa ha tenido resultados increíblemente positivos.

En las últimas dos décadas, el bullying en Dinamarca ha pasado del 40% (1998) al 5% (2018). Esta caída significa que solo 1 de cada 20 niños experimentó bullying en 2018, en comparación con 1 de cada 3 en 1998, y ha colocado a Dinamarca en la cima de los países europeos con más éxito luchando contra el bullying. Solo la superan Islandia y Suecia, que también han hecho un uso intensivo de métodos cualitativos para combatir el acoso escolar entre los escolares.

“En lo que hemos tenido éxito es en ampliar el término del ‘bienestar’”, dice Jannie Moon Lindskov, directora del Centro Danés para el Ambiente Escolar (DCUM). “Ya no miramos al niño individual que está intimidando o siendo intimidado. Ahora miramos a la comunidad de la clase. Creo que esto nos ha ayudado a impulsar este desarrollo positivo”

La investigadora Helle Rabøl Hansen, que estudia el acoso escolar a través de métodos etnográficos, observa cómo el bullying crea una comunidad dañina entre los que intimidan, y genera sentimientos de aislamiento para quienes lo sufren. De esta manera, el bullying se convierte en una estrategia de supervivencia social que crea fuertes sentimientos de pertenencia dentro del grupo y efectos nocivos para los excluidos. Sin embargo, Rabøl Hansen argumenta que es precisamente este sentido de comunidad lo que puede detener el acoso escolar, solo que debe aplicarse a la clase en completo. “Aquí es donde los maestros entran en escena. Los alumnos y alumnas necesitan sentir que están trabajando juntos en algo: proyectos sociales y educativos deben ir de la mano”.

El potencial de la antropología en el diseño de mejores políticas no yace solamente en sus métodos. Como se ve en este caso, las investigaciones cualitativas llevadas a cabo en escuelas para aprender sobre el bienestar de los niños han sido instrumentales para reducir el bullying. Pero más allá de ello, los investigadores parece que han adoptado un conocimiento antropológico más profundo de la relacionalidad de la comunidad y de la importancia de las relaciones interpersonales. Al poner énfasis en la comunidad, no es de extrañar que los métodos etnográficos y la antropología hayan tenido mucho que ofrecer en la exitosa lucha de Dinamarca contra el acoso escolar.