Sábado, 23 de noviembre del 2024

#Opinión Abuso infantil ¡realidad espeluznante, pero simulada!

Por: Mtro. José Carlos Hdez. Aguilar. Especialista en Investigación Criminal y Delincuencia Organizada.

En esta ocasión y sin dilaciones, concebimos al abuso infantil como toda acción u omisión agresora o violenta y de carácter dolosa, ejercida sobre menores de edad -principalmente en niñas y niños considerados como tal por las leyes y tratados internacionales- y que puede causarles algún daño físico, emocional o social, con secuelas en su dignidad y desarrollo integral. Al respecto, la mayoría de los especialistas distinguen al menos ocho tipos de dominación hacia ese grupo etario: maltrato físico, abandono físico, abuso sexual, maltrato emocional, abandono emocional, maltrato institucional, síndrome de Münchausen y el derivado de la violencia vicaria (de estos 2 últimos, ya hablaremos pormenorizadamente en otra entrega).

De acuerdo a datos del Senado de la República, México ocupa el nada honroso primer lugar, de 33 países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en violencia física, abuso sexual y homicidios cometidos en contra de menores de 14 años. Por lo que más de 5.4 millones de infantes se encuentran en una situación de alto riesgo al año por estas causas. Por ello se vuelve apremiante y prioritario, reformar los códigos punitivos mexicanos, así como el resto de la legislación y reglamentación protectora de los derechos de niñas, niños y adolescentes, toda vez que este escenario se ha vuelto no sólo un gravoso tema de seguridad, sino un muy serio problema de gobernabilidad y de salud pública.

En perfecta correspondencia con lo anterior, las cifras del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia, establecen que en los últimos 13 años se cuadruplicaron los casos de denuncias por maltrato infantil, además de triplicarse los casos demostrados de abuso y maltrato de infantes. La Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM), en su estudio: “La Violencia contra niños, niñas y adolescentes en México: Miradas Regionales”, informó que entre los años 20006 y 2008 hubo más de 23 mil homicidios de menores de 17 años. Y por si esto fuera poco, el “Diagnóstico sobre la situación sexual infantil en México 2019”, refirió que las personas que violentan sexualmente a menores de edad dentro del hogar, son -ese orden-: el padrastro, el padre, los abuelos, los tíos, los hermanos, los hermanastros y finalmente, hasta la propia madre. Advirtió que 8 de cada 10 violaciones o abusos sexuales, se presentan en espacios de supuesta protección, entre ellos la casa, escuela, iglesia y centros deportivos y que 7 de cada 10 víctimas son niñas.

Por otra parte, el “Estudio de Percepción del Abuso Sexual Infantil en México”, describe que esto no sólo se limita a la violación, sino que el 73% de los entrevistados, manifestaron que también es tocar los genitales del menor o hacer que ellos lo hagan.

El 66% masturbarse frente a un menor. El 51% desnudarse frente a un menor y el 66% dice que también consiste en ver pornografía con una o un menor. No cabe duda que ¡Quien sólo encuentra alivio y complacencia en el dolor; en la humillación o en la desgracia de una persona inocente, es un ser infeliz, sin escrúpulos, ¡sin entrañas! ¡Un ente monstruoso!

Para seguir rematando el dantesco drama nacional, el influyente periódico ‘Excélsior’, señaló que las mujeres de este contexto etario, son las más afectadas, ya que una de cuatro niñas sufre una violación antes de cumplir los 18 años de edad y uno de cada seis niños sufre este tipo de abuso. El coordinador nacional de “Protección Infantil de Aldeas Infantiles SOS México” Efraín Guzmán García, alertó que por cada 1´000 casos de abuso sexual a menores de edad, solamente se denuncian 100. De éstos, únicamente 10 van a juicio y sólo un caso llega a una condena ¡Bendita y proclamada justicia mexicana!

Y así podríamos seguir con muchos más datos oficiales con los que se cuenta (Y eso que no hemos agregado los números reales y duros de la llamada “cifra negra”), sobre esta espeluznante tragedia social en nuestro país. Además, no se trata de estar siempre cifrando o denunciando públicamente, sino que tenemos que ¡ACTUAR YA! cada quien, desde su trinchera contra esa vorágine delictiva. Por eso y sin dramatismo crimino-demagógico, podemos asegurar que este ha sido un entramado que verdaderamente poco o nada importa, dentro de las políticas públicas de nuestros gobiernos en los últimos veinticinco años. La dignidad como supremo valor del respeto que una persona debe tener hacia las demás; estas hacia a aquella y el que se tiene por sí misma, se encuentra completamente borrada de la agenda geopolítica mexicana ¡No es sólo con ocurrencias legislativas y populacheras con las que se atenuará este fenómeno! Sino con la contundencia y contumacia de un estado proactivo que realmente le apueste a la prevención delictiva y al combate frontal en este rubro, insertando obligadamente a la sociedad en conjunto, en un proceso exterminador de esta horrenda cultura de destrucción y muerte hacia seres inocentes ¡aunque con ello, tengan que asumirse los costos políticos que pueda acarrear, el hacer que las cosas buenas sucedan!

¡JUSTICIA SEVERA, a quienes en su enferma soberbia cortan sin piedad, la bella inocencia alada de una feliz niñez, encadenándola a una inmunda realidad!

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