#Opinión: Impunidad ¡el frankenstein mexicano!
Por: Mtro. José Carlos Hernández Aguilar. Especialista en Investigación Criminal y Delincuencia Organizada.
Todo el mundo ha visto películas o escuchado algo sobre “Frankenstein”, pero pocas personas saben que tiene su origen desde el primero de enero de 1818, cuando la escritora inglesa Mary Shelley publicó una espectacular novela sobre tan célebre personaje de ciencia ficción. La obra maestra aborda temas como la moral científica, la creación; la destrucción de la vida y el fatuo atrevimiento de la humanidad en su relación con Dios, buscando el mismo o más poder que él. Nada más parecido con esta monstruosa realidad mexicana ¡Su impunidad!
Ésta la definimos, como la ausencia de sanción real por parte de autoridad encargada de imponerla, ante alguna acción u omisión, que la legislación considera como causal de cualquier responsabilidad jurídica o atentatoria de los derechos humanos. Los datos sobre este espectro de la ilegalidad en cuanto a la seguridad pública se refieren, son casi sacados de un largometraje también de ciencia utópica. Por lo que de entrada diremos que, de acuerdo al INEGI, el costo estimado de la inseguridad en México tan sólo en el 2019, ascendió a no menos de 282 mil millones de pesos y que además el 92% de los delitos del fuero común, no se denunciaron.
En ese sentido, la crisis de violencia y la ausencia de justicia siguen infrenables, ya que el 2019 superó al anterior como el año más violento en la historia del país, cerrando con 34´608 víctimas de homicidio doloso más 1´012 feminicidios considerados como tal, dando como resultado una impunidad ascendente de al menos 89.6% y eso sin contar que, a nivel nacional hay 8.2 policías de investigación por cada 100 mil habitantes. En el contexto local, si Chihuahua es la entidad que más Ministerios Públicos tiene (29.4 por cada 100 mil habitantes), la reflexión que tristemente nos invade es ¿Por qué entonces, es uno de los estados más violentos y fallidos en cuanto a la seguridad pública se refiere?
En el 2019, tan sólo se denunciaron ante las autoridades ministeriales de todo el país 2 millones de delitos, cuando en realidad se cometieron más de 30 millones de ellos ¡Pero la cosa no para ahí! De esos dos millones de hechos conocidos ¿Cuántos en realidad alcanzaron sentencia condenatoria firme? En resumidas cuentas ¡En México, 99 de cada 100 delitos quedan en la más franca y libertina injusticia! Y aún faltan de oficializarse los datos del 2020, los que de acuerdo a esta vergonzosa tendencia, se avizoran al alza.
Por otra parte, apuntemos que existe un binomio integrador de la injusticia mexicana, donde las personas no denuncian porque además de la frívola y aletargada burocracia para denunciar un hecho delictivo, no confían en lo más mínimo en las autoridades del quehacer indagatorio. Con razón y de acuerdo al Estudio de la Universidad de las Américas Puebla, México ocupa el nada honroso 10º lugar en impunidad de un total de 69 países.
Sin duda alguna, cuando una nación es alcanzada por la fuerza insolente de la impunidad, aquella se convierte en el más claro reflejo de sus vacíos de poder; de su corrupción generalizada (gobierno-sociedad) y de un falso sistema legislativo que está hecho ex profeso para no impartir justicia cabal a su colectivo ¡En efecto esto es así! ¿Por qué? Porque de cumplimentarse las verdaderas consecuencias penales por todos los delitos cometidos, la situación se convertiría en práctica y materialmente insostenible para el gobierno: mantener a millones de personas privadas de su libertad dentro de los centros penitenciarios, llevaría a la completa quiebra gubernamental y al fracaso mundial en materia de prevención y ejecución de sanciones.
Por lo que el estado mexicano en una solución alterna, ha convertido esa consecuencia punitiva en una simulada “Justicia Restaurativa” que tampoco llega adecuadamente, ni ha sido del esperado beneplácito de las víctimas en México, mientras tanto el monstruo de la impunidad crece gigantescamente y avanza sin parar, como un espeluznante “Frankenstein mexicano”.
La impunidad y la corrupción, han sido el mejor marketing gratuito para una sarcástica y demencial delincuencia que no perdona nada; aprovechando los errores del poder y los vacíos de la ley, para que en su avariciosa soberbia ¡Pueda seguir destruyendo sin piedad, todo lo que se cruce a su paso!
Fuentes: INEGI, Impunidad Cero, Universidad de la Américas Puebla.